Un salvavidas para las familias rotas por la violencia adolescente

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

SOCIEDAD

fundación amigó

La Fundación ''la Caixa'' financia el programa Conviviendo, de la Fundación Amigó, que ofrece recursos a las familias para recuperar la convivencia

17 mar 2022 . Actualizado a las 07:46 h.

Cuando la convivencia familiar se rompe y la incomunicación se traduce en violencia de los hijos contra los padres la vida se convierte en un infierno. Para ayudar a las familias a salir de ese negro pozo surgió el proyecto Conviviendo, de la Fundación Amigó, que en Galicia recibe el apoyo económico de la Fundación ‘‘la Caixa''.

En la fundación trabajan para que las familias adquieran «estrategias y habilidades que les permitan afrontar y reconducir la situación, así como recuperar el vínculo afectivo». José Antonio Morala, director territorial de la Fundación Amigó en Galicia, explica que en España hasta la aparición de este programa la solución a este tipo de problemas era la vía judicial, por eso cuando el proyecto llegó a Vigo y A Coruña «fue una forma de constatar que esa necesidad existía». Gradualmente, la demanda fue aumentando a medida que el recurso se dio a conocer entre los profesionales y, de repente, en Conviviendo pasaron de asesorar a unas 40 familias a la semana hasta las 122 del año pasado. «Ha sido un aluvión muy grande», asegura Morala.

Se trata, eso sí, de un recurso especializado solo para casos en los que haya violencia filioparental de por medio. «En los casos que vemos que responden a este perfil se realizan varias sesiones de toma de contacto para valorar si realmente se puede iniciar el proceso de intervención, porque se necesita una mínima adherencia por parte de la familia, que entienda el proyecto y esté dispuesta a participar». Según explica el director en Galicia de la fundación, este tipo de problemática suele comenzar «en los primeros años de la adolescencia, incluso con 9 o con 10 años en muchas ocasiones». «Normalmente estas familias llegan ya con la relación muy deteriorada porque han buscado ayuda durante mucho tiempo, con varios fracasos de por medio. Ten en cuenta que para que unos padres reconozcan que tienen un problema de violencia de sus hijos hacia ellos tienen que haber sufrido bastante».

Cuando entran en el programa se inicia un proceso largo e intenso, de nueve meses a un año, en el que cada semana hay sesiones de apoyo psicológico e intervención socioeducativa, junto a escuela para padres y grupos de trabajo con sesiones semanales. Al final, como explica Morala, el duro desafío que tienen por delante es el de quitar todo el ruido de los conflictos para que la relación familiar pueda recuperarse. «Porque todos los hijos quieren a sus padres», concluye.