La música, el cine y los libros fueron un refugio durante el confinamiento y los meses siguientes, pero la industria tuvo que hacer malabarismos para desarrollar su actividad
15 mar 2022 . Actualizado a las 16:04 h.Para muchos, la pandemia generó una nueva relación con la cultura. Se incrementó la lectura, tal y como acreditan las estadística. También tiró de la música y el cine a nivel doméstico, alcanzando cifras récord. E incluso aparecieron con fuerza nuevas modalidades de consumo, como los conciertos en streaming. Este fervor duró poco. A medida que iba pasando el confinamiento se hacía más evidente la necesidad de volver a la cultura tal y como se vivía en la normalidad. Y ahí raro es el ámbito en el que todo volvió a ser lo mismo.
En el caso de la música, hasta el verano del 2020 desapareció cualquier opción de ir a un concierto. Y en el período estival se abrió un poco la mano en julio para, con el aumento de casos, cerrarla en agosto de nuevo generando una espiral de frustración que llegó hasta la pasada Navidad. Festivales tan importantes como O Son do Camiño, Portamérica o Resurrection Fest no se llevaron a cabo en el 2020. Otros como el Atlantic Fest o Vive Nigran lo hicieron en formatos muy reducidos y restrictivos. Y en el caso del Noroeste de A Coruña la experiencia fue de lo más desalentadora. Cuando Triángulo de Amor Bizarro estaban probando sonido para tocar esa misma noche como cabeza de cartel llegó la orden de la Xunta que echaba por tierra su celebración.
Se cancelaron todos los recitales previstos para Castrelos en Vigo, Monte do Gozo de Santiago y el Coliseum de A Coruña. Y este último recinto sirvió para que la Orquesta Sinfónica de Galicia pudiera seguir con su programación, albergando a su público habitual gracias a sus grandes dimensiones. Sirva decir que este año aún están pendientes de celebración recitales programados inicialmente en el 2020, como el caso de Sting en Vigo, Marc Anthony en Santiago o Alejandro Fernández en A Coruña.
Los cines sufrieron especialmente con la pandemia. El consumo disparado en las plataformas y el miedo al contagio, al tratarse de espacios cerrados, hicieron durante una buena parte de estos dos años una penosa travesía por la supervivencia. En junio del 2020 volvieron a abrir, pero con limitación de aforo y una afluencia muy inferior a la habitual. Hubo reducción de sesiones, días en los que no se programaba, cierres momentáneos y un continuo ajuste de la oferta para adecuarse a una demanda que, poco a poco, va encontrando una normalidad que todavía no ha llegado del todo. Lo mismo ha ocurrido en el teatro, la danza y las artes escénicas. Cabe señalar que espectáculos como los musicales habían desaparecido prácticamente de las programaciones y que ahora vuelven a las agendas.
Los libros fueron refugio de muchos durante el encierro. El sector editorial, en general, vio incrementadas sus ventas en el 2020, tendencia que se mantuvo en el 2021. Bien en venta online, bien en venta física, las librerías capearon la situación, aunque hubo que reducir presentaciones y limitar los asistentes que acudían a las que se celebraban (que en muchos casos funcionaban con reserva previa). Las ferias del libro se resintieron en el primer verano. Menos puestos de venta, menos compradores y los autores viéndose en situaciones tan aparatosas como firmar los libros en una caseta protegida por una mampara con un hueco abajo para que el lector pudiera introducir el libro. En junio del 2020 tenía lugar en Santiago la primera gran feria y los editores se mostraban satisfechos por el compromiso del público, que los apoyaba con las compras.
En ese sentido, cabe señalar que durante estos meses se creó cierta conciencia de apoyo general a la cultura. Que aunque los conciertos no se pudieran ver en circunstancias óptimas, se acudía como medida de respaldo. Que la conciencia de mirar por el comercio local propició que muchos optasen por comprar sus libros en librerías de proximidad en lugar de hacerlo en grandes cadenas digitales. Además, las diferentes iniciativas de ayuntamientos y Xunta apoyando el sector con bonos tuvieron repercusión en el tipo de compra que se hacía.