¿Qué aprendimos a lo largo de la pandemia?

JUAN JESÚS GESTAL OTERO

SOCIEDAD

LUONG THAI LINH / efe

13 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No hemos dejado de aprender a lo largo de la pandemia de coronavirus. Lo primero de todo fue el importante papel de los asintomáticos como fuente de infección, la mitad de los contagios ocurren en esa fase, y el de los supertransmisores y eventos de supertransmisión. Pronto también supimos que la transmisión se produce fundamentalmente por aerosoles, que las gotas tienen poca importancia y las superficies prácticamente ninguna. Mucho sufrimiento, enfermedad y muerte se habría evitado si la OMS lo hubiera reconocido antes.

Tras instaurarse la vacunación, que empezó a administrarse a finales del 2020 tras obtenerse las primeras vacunas en un tiempo récord, se fueron afectando en las sucesivas olas colectivos cada vez más jóvenes, los menos vacunados, jugando un mayor papel en la transmisión (adultos jóvenes en la cuarta, jóvenes y adolescentes en la quinta y niños en la sexta), manteniéndose la mayor letalidad en la franja de edad de los 74 y más años, en los más vulnerables debido a las enfermedades de base y en los no vacunados.

Más adelante, distintas variantes, cada vez con mayor transmisibilidad y escape inmune, fueron predominando en las sucesivas olas de coronavirus: D614G en la primera, 20A.EU1 en la segunda, alfa en la tercera y cuarta, delta en la quinta y, finalmente, ómicron en la sexta. La variante ómicron es el virus más transmisible de toda la historia de la humanidad, más incluso que el del sarampión. Ha producido en esta sexta ola más casos que en todas las anteriores (6,1 de 11,1 millones de casos declarados a 4 de marzo), y más del 95 % son asintomáticos o leves (el coronavirus SARS-CoV-2 parece que se está adaptando a convivir con nosotros).

La nueva variante tiene el mayor escape inmune: ha producido el mayor número de reinfecciones y de infecciones en vacunados a lo largo de toda la pandemia. Todo esto nos hace pensar que con la variante ómicron el SARS-CoV-2 haya alcanzado su máxima eficacia biológica y, por tanto, parece muy difícil, aunque no imposible, que pueda aparecer una variante con mayor transmisibilidad y escape inmune.

Es probable que aparezcan nuevas variantes en distintas partes del mundo, pero el elevado porcentaje de población vacunada e inmune tras pasar la infección dificultarán su difusión. Por todo esto decimos que el final de la sexta ola, ya próximo, puede ser también el final de la pandemia, que también toca, pues todas las pandemias respiratorias de los últimos 130 años (gripe rusa, 1889-1890; gripe española, 1918-1919; gripe asiática, 1957-1958; gripe de Hong Kong, 1968-1969, y gripe A, 2009-2010) han durado alrededor de dos años. Y ya han pasado.

 

Juan Jesús Gestal Otero es profesor emérito de Medicina Preventina y Salud Pública de la USC