
Daniel Aldea salió adelante tras 19 días en la uci, de los que no recuerda nada
05 mar 2022 . Actualizado a las 00:27 h.A veces, a Daniel Aldea le parece que están hablando sobre él. O tal vez se refieran a otro, un Daniel diferente, de otra vida. «Cuando escucho a gente diciendo que hay mucho coronavirus y muchas muertes... a veces sí me acuerdo». Revive esos confusos momentos en los que le diagnosticaron el covid-19, hace hoy dos años. Llevaba ya tres días ingresado en el hospital con una grave neumonía bilateral. Nunca había escuchado hablar del coronavirus. «Mal no, lo pasé peor que mal», dice.
El 4 de marzo del 2020 la pandemia tocó Galicia. Por la mañana se confirmó el primer caso en A Coruña, un hombre que había llegado de Madrid para una entrevista de trabajo en Inditex. Por la tarde, dio positivo Daniel (44 años, entonces), el primer gallego infectado. Galicia rebasó ayer el medio millón de casos de covid-19 (501.216), lo que equivale al 18,5 % de la población.
En este momento, la mayoría de los casos se diagnostican a través de test de antígenos que los pacientes hacen en su casa. A Daniel Aldea le hicieron la primera PCR después de acudir a urgencias en Moaña en varias ocasiones, al Álvaro Cunqueiro y en el cuarto día de su ingreso. Simplemente, nadie pensaba en el coronavirus. Las pruebas se restringían a personas que habían estado en zonas de riesgo y cada muestra positiva se enviaba a Madrid para que la confirmase el Centro Nacional de Microbiología.
Sus síntomas habían comenzado tras un viaje a Madrid para visitar a su hermano, aunque ni este ni los suyos tuvieron el covid. Dos días después de que se confirmase el positivo, a Daniel lo ingresaron en la uci. «Ahí dije: ‘‘Olvídate de tu vida, de aquí ya no salgo''». Nunca antes había estado ingresado en un hospital. Tardó 19 días en salir. Eran aquellos momentos en los que cada alta se despedía con un aplauso del personal sanitario. Él no se acuerda de nada. «Estaba en otro mundo. Una parte de mí estaba viva y otra estaba muerta».
Con Daniel se contagiaron su pareja y el hijo y la sobrina de esta, todos ellos de Moaña. Fueron el primer brote familiar de Galicia. Sin embargo, las personas con las que estuvo trabajando cuando ya se encontraba mal no se infectaron. Tampoco quienes lo atendieron en el hospital. Ni los otros enfermos que compartieron habitación con él, en aquel mundo anterior a la mascarilla.
Pese a ser una persona sana, sufrió la forma más grave de la enfermedad, pero no ha padecido secuelas. «No he tenido nada de nada, hago vida normal, trabajo e intento seguir las normas», dice. Tampoco volvió a tener el coronavirus.
Daniel tiene una pequeña empresa de transporte de mercancías. «Aquello dañó mucho la imagen, había gente que no quería contratarme para no contagiarse», lamenta. Desde entonces, el coronavirus se ha extendido tanto que los pacientes ya no son apestados, pero Aldea, de origen rumano pero instalado en Galicia hace dos décadas, asegura que su empresa sí tiene secuelas. Él no. «Gracias a los médicos estoy vivo», dice.
«Nos parecía muy improbable una afectación masiva»
«Fue el domingo 1», responde al momento el jefe de servicio de urgencias del Cunqueiro. Recuerda perfectamente la radiografía de tórax de Daniel Aldea y sus síntomas. Ángel Pichel estaba de guardia aquel día y fue quien atendió al enfermo sin saber que tenía el coronavirus. «Ni siquiera lo sospechábamos», dice. Lo exploró con mascarilla. «En aquel momento, todos los sanitarios que atendían a un paciente tenían que hacer cuarentena de 14 días, aunque no fuese un contacto de riesgo», explica. Hoy sería impensable. Es otra muestra de cómo han cambiado los protocolos.
Lo ingresaron en el hospital con una neumonía de origen dudoso, después de descartar la gripe. Pasaron tres días hasta que se confirmó que tenía el SARS-CoV-2. En realidad, le hicieron la prueba porque todo lo demás se había descartado.
En aquellos días iniciales, el coronavirus despertaba cierta curiosidad también para los sanitarios. «Conocíamos la situación de China y también la de Italia, pero nos parecía muy improbable que fuese a afectarnos de una manera masiva», dice Pichel. «La incertidumbre y el miedo los tuvimos a partir del día 14», añade, en referencia al momento en el que el Gobierno decretó el confinamiento domiciliario de toda la población española para contener el avance del virus. El resto es historia contada.
En aquella temida primera ola hubo 11.453 personas diagnosticadas de una infección por el coronavirus en Galicia. Del medio millón de pacientes registrados desde que Daniel Aldea dio positivo, ya casi dos terceras partes son de esta sexta ola.