Postal de paz ante el Cantábrico

María Cuadrado Fernández
maría cuadrado REDACCIÓN

SOCIEDAD

xaime ramallal

Recorrer a pie o en bici el Camino Natural de la Ruta del Cantábrico permite descubrir lugares especiales, como la desembocadura del río Alemparte en el mar o la historia ballenera del pintoresco Porto de Nois

19 feb 2022 . Actualizado a las 18:24 h.

En una cita con el Cantábrico uno no puede dejar de mirarlo, de olerlo, de escucharlo, de tocarlo... Sin terceros, sin filtros, en Galicia aún es posible alcanzar la desconexión real en espacios puros que preservan la esencia marinera. El Camino Natural de la Ruta del Cantábrico, que discurre durante más de 150 kilómetros por la franja costera de las provincias de Lugo y A Coruña, es una buena guía para dar con parajes como Riosmar, en Cangas, en el municipio mariñano de Foz, donde el río Alemparte se adentra en el mar creando un bello paraje, en parte labrado por la erosión. Un remanso de paz.

Inmersos en esta postal de tonalidades azules, verdes y blancas (por los cantos rodados y la arena), divisamos a lo lejos el dinámico puerto de Burela. En este lado, domina la calma. Y la sensación de libertad nos invita a seguir a pie —o en bici— por la senda. Tomando una dirección podemos continuar disfrutando de la majestuosa costa de Cangas y en el sentido contrario, salvando un puente de madera, dirigimos nuestros pasos atraídos por la historia del singular Porto de Nois.

M. Cuadrado

Su origen como puerto ballenero —cuando vivió su primer auge— y las fábricas de salazón de sardina que allí funcionaron a finales del siglo XIX fueron asuntos abordados en las charlas celebradas antes de la pandemia por la asociación sociocultural A Pomba do Arco, en su continuo intento durante varias décadas de rescatar y divulgar la historia local.

Así lo reconoce Antonio Sixto, vecino de Nois, miembro del colectivo y ponente, que rememora que en las fábricas se usaba el «método catalán» o que en 1887, como también ha publicado el cronista oficial, Fernández Pacios, el vecino Victoriano Pillado y Pedrosa solicitó que el puerto se habilitara para el embarque de mercancías hacia Viveiro y Ribadeo, acordando finalmente el Gobierno autorizar que en él se pudiera embarcar madera y otros productos nacionales, «menos para grans», con documentación de la Aduana de Foz y bajo la vigilancia del destacamento de Carabineros.

Hoy en día, ante un muelle de postal y pintoresco, se hace difícil imaginar aquella actividad. En el Porto de Nois, que fue Ayuntamiento hasta 1840 y que hoy es parroquia focense, y que es uno de los 28 gallegos que quedó libre de restricciones para la pesca no profesional, contemplamos a pescadores de caña disfrutando de la tarde. El mar está tranquilo, nada que ver con las estampas del oleaje batiendo a escasos metros de las casas cuando hay temporal. Las últimas obras facilitan la bajada al pequeño arenal, donde tomamos un respiro antes de proseguir por la senda, la que nos acerca a lugares de paz.

Camino del Cantábrico

Más de 150 kilómetros por el litoral de Lugo y A Coruña

Al puerto y a Riosmar

Quien no haga la ruta a pie puede llegar desde la N-642. El Concello arregló recientemente el acceso al paraje de Cangas