Además, la compañía se encuentra ahora donde la mayoría pretenden estar: como una figura en las guerras culturales. Durante años, los músicos han hablado sobre la tecnología y las prácticas comerciales de Spotify, pero esas quejas apenas han alcanzado el nivel de la visibilidad que han tenido ahora las de Young. Seguramente se deba a que Young está posicionándose en temas altamente politizados como el escepticismo de las vacunas, lo que lleva a comentaristas conservadores a defender a Rogan con una retórica familiar sobre la cancelación de la cultura. Hashtags como #SpotifyDeleted y #ThanksJoeRogan son tendencia.
Quizá este es el inicio de un movimiento. A finales de enero, Joni Mitchell anunció que ella, también, quería alejarse de Spotify en solidaridad con Neil Young y con las comunidades científicas y médicas. La retirada de dos de los músicos vivos más importantes merma la propuesta de valor de la compañía, pero el mayor impacto puede ser simplemente que ha sonado una alarma. Spotify se enfrenta a una gran competencia por capturar los tímpanos del mundo, y Apple, Amazon, Tidal, Bandcamp y la tienda de discos local pueden lanzar un nuevo planteamiento: gaste su dinero en música, no en tonterías peligrosas.