En ese periodo, 162 diputados y 605 alcaldes o concejales han sido agredidos, un 47 % más que en el año anterior, mientras que las amenazas se incrementaron un 30 %.
Una deriva que se ha acentuado en las últimas semanas, como ponen de manifiesto las imágenes de un diputado «macronista» de Saint-Pierre-et-Miquelon, un enclave francés situado frente a las costas de Canadá, agredido a la puerta de su propio domicilio durante una manifestación contra el pasaporte vacunal.
La mano dura del Gobierno contra los antivacunas, a quienes el presidente, Emmanuel Macron, prometió hacer la vida imposible hasta convencerles de aceptar la inyección, ha exacerbado los ánimos.
En lo que va de año, la policía ha registrado 28 amenazas en Internet contra diputados, la mayor parte de ellas contra parlamentarios del partido del presidente.
El pasado sábado la víctima fue un parlamentario de Perpiñán agredido durante una manifestación contra el pasaporte vacunal, la última herramienta ideada por el Gobierno para apretar las tuercas a los antivacunas.
Bréhier cree que el debate político, polarizado con vistas a las presidenciales, favorece el caldo de cultivo en el que «la agresividad se transforma en violencia». El politólogo señala que algunos responsables políticos «no denuncian estos actos por miedo a perder el apoyo de sectores de la sociedad», lo que se une a uso de un lenguaje «extremo».
«Cuando en el Parlamento se escuchan cosas como que el pasaporte sanitario es una dictadura o se compara a diputados con 'colabos' (colaboracionistas con el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial) se legitiman muchas cosas», agrega.
Algo similar sostiene el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que coloca en el disparadero a la líder ultraderechista Marine Le Pen, a quien considera «la mayor amenaza» para la democracia en Francia.
Su lenguaje ambiguo con respecto a la vacuna, que persigue no distanciarse de ese porcentaje de la población que se niega a inmunizarse y sus críticas constantes a las medidas del Gobierno para combatir la pandemia echan, a ojos del Ejecutivo, gasolina sobre la tensión.
«Si Le Pen llegara al poder, traería la discordia nacional y la guerra civil», aseguró Darmanin al semanario Le Journal du Dimanche. Louis Aliot, responsable del partido de Le Pen, defendió a su líder: «Son ellos los que están provocando la guerra civil, como muestran todas la violencias que se instalan en nuestro país», dijo en el canal televisivo BFMTV.
redacción
La incidencia del coronavirus ha vuelto a bajar por segundo día consecutivo en España (-11 puntos) y en Galicia (-95), aunque en este último caso el descenso lleva acumulándose varios días. También baja la presión hospitalaria y de las ucis en el conjunto nacional, pero estos datos positivos tienen un contrapunto: la elevada mortalidad. Según los datos del Ministerio de Sanidad, en la última jornada se han notificado 382 fallecimientos, la cifra más alta desde hace casi un año, en marzo pasado.
El alto número de óbitos, sin embargo, puede estar relacionado con los retrasos de las comunidades a la hora de comunicarlos, ya que después de sus actualizaciones acumulan fallecidos atrasados que no habían notificado en su momento. En todo caso, la cifra global de fallecidos durante toda la pandemia se eleva a 92.376 personas.
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