El análisis sugiere que el nocebo representaba el 76% de todos los acontecimientos adversos en el grupo de la vacuna y casi una cuarta parte de todos los efectos locales notificados.
Después de la segunda dosis, los efectos adversos en el grupo de placebo descendieron al 32 % en los casos sistémicos y al 12 % en los efectos locales.
En cambio, los participantes que recibieron la vacuna informaron de más efectos secundarios, con un 61% de eventos adversos sistémicos y un 73% de eventos adversos locales.
Los investigadores calcularon que el nocebo representaba casi el 52% de los efectos secundarios notificados después de la segunda dosis. Ted J. Kaptchuk, otro de los firmantes, explica que «los síntomas inespecíficos como el dolor de cabeza y la fatiga -que hemos demostrado que son especialmente sensibles al nocebo- figuran entre las reacciones adversas más comunes tras la vacunación en muchos folletos informativos».
Las pruebas sugieren que este tipo de información puede hacer que las personas atribuyan erróneamente sensaciones cotidianas comunes como derivadas de la vacuna, o causar ansiedad y preocupación que hacen que las personas estén hiperalertas a las sensaciones corporales de los eventos adversos.
«La medicina se basa en la confianza», subraya Kaptchuk: «Nuestros hallazgos nos llevan a sugerir que informar al público sobre el potencial de las respuestas nocebo podría ayudar a reducir las preocupaciones sobre la vacunación covid, lo que podría disminuir la indecisión».