El dominio de ómicron desbarata los referentes para entender la pandemia

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Pruebas de detección de covid en la estación de tren de Urzaiz en Vigo
Pruebas de detección de covid en la estación de tren de Urzaiz en Vigo M.MORALEJO

La relación entre los indicadores utilizada hasta ahora ya no funciona

17 ene 2022 . Actualizado a las 09:15 h.

Una persona se contagiaba con covid a partir de un contacto desprotegido y estrecho con otro infectado. A los 5-6 días manifestaba síntomas. Dos días más tarde le hacían una prueba y su positivo cuenta en el sistema. Entre tres días antes y 20 después de esos síntomas contagiaba y, si su caso se complicaba, una semana después de los primeros síntomas ingresaba en el hospital, hasta el punto de llegar a fallecer entre dos y ocho semanas después en los casos más graves.

Esto que sabíamos hasta ahora, que repetía el epidemiólogo Fernando Simón casi como un mantra en sus comparecencias, ha saltado por los aires con la irrupción de la variante ómicron, la generalización de los test de autodiagnóstico y el incremento de la inmunidad de la población, mediante el contagio y, sobre todo, a través de las vacunas.

Una incidencia de más 250 casos por cada 100.000 habitantes cada 14 días era riesgo extremo y cuando más de un 5 % de las pruebas realizadas daban positivo se consideraba que la epidemia estaba fuera de control. Ahora Navarra roza los 7.000 casos y en Aragón dan positivo más del 68 % de los test. Resulta bastante más fácil contagiarse porque el virus es más transmisible, los síntomas aparecen apenas un par de días después de la infección, el paciente generalmente no contagia más allá de la primera semana y, aunque siempre hay excepciones, las personas que ingresan en críticos son las de edad más avanzada, las que ya tenían otras enfermedades y las que están sin vacunar.

Aunque con bastantes fluctuaciones en distintos momentos de la pandemia, también las consecuencias más graves del covid-19 empezaban a mostrar un patrón más o menos predecible. Así, por ejemplo, el 6,9 % de las personas a las que se les detectaba el contacto precisaban asistencia hospitalaria, el 0,7 ingresaba en una unidad de cuidados intensivos y el 1,4 % acababa falleciendo. Al menos así lo reflejaba el informe de vigilancia epidemiológica de mediados de junio del año pasado, en un momento en el que la epidemia estaba más o menos controlada y el sistema no tenía desbordada su capacidad para testear a los sospechosos y darle cierto seguimiento a los contactos. Sin embargo, el último informe, publicado el miércoles con datos desde octubre, refleja una hospitalización del 1,3 %, un 0,1 % de ingreso en uci y exactamente el mismo porcentaje de fallecimientos.

Todo esto ocurre sin ver todavía por completo cuál es la influencia de ómicron porque en Galicia, por ejemplo, tres de cada cuatro ingresados en las ucis se contagiaron con la variante delta.

En el período del 27 de diciembre al 2 de enero, el último del que hay datos y solo de 13 comunidades autónomas, la prevalencia de ómicron oscilaba entre el 48,7 % y el 90,9 % y ,en la semana anterior, las muestras secuenciadas de manera aleatoria arrojaron un 61,6 % de variante ómicron.

Sin embargo, el Ministerio de Transición Ecológica, que recoge los datos de 38 depuradoras españolas a través del proyecto VATar-Covid-19, asegura que esta nueva variante ha desplazado «casi por completo» a delta. Las muestras obtenidas entre el 2 y el 8 de este mes en las aguas residuales, y análisis de ellas mediante PCR, que siempre anticipa lo que se ve en los datos sanitarios, indican esta sustitución de una variante por otra y también que todavía no se habría llegado al máximo de presencia de virus en el agua, porque se acaba de marcar un nuevo récord, superando el de la semana del 19 al 25 de diciembre del año pasado.

Como explica el matemático Ricardo Cao, es muy difícil manejar los datos y establecer conclusiones en los momentos en los que se está produciendo la sustitución de una variante por otra.

Esta sexta ola del covid empezó a crecer desde principios de noviembre y el primer caso de ómicron no se detectó hasta el día 29, hace, por tanto, mes y medio. El pico de contagios de esta oleada, aunque no debe de estar lejos, todavía nadie certifica que se haya pasado, con lo que parece claro que quedan todavía dos meses largos para volver a los niveles de octubre del año pasado.

El presidente del Gobierno se adelantó a decir que habrá que tratar el covid como la gripe, algo que muchos expertos dan por hecho, pero no ahora, todavía resulta precipitado según la OMS, la EMA e incluso la ministra de Sanidad.

Germán Bou, jefe de Microbiología del Chuac
Germán Bou, jefe de Microbiología del Chuac CESAR QUIAN

«Es inimaginable la devastación que hubiera supuesto esto hace un año» 

El investigador Germán Bou, jefe de Microbiología del Chuac, dice que «cabe esperar que conforme ómicron vaya desplazando a delta el número de hospitalizaciones tienda a reducirse», porque hay datos, especialmente los obtenidos en Sudáfrica, que apuntan a que «ómicron es menos virulenta». Pero también advierte de que estamos hablando de «hipótesis» y esto no significa que la nueva variante «no sea virulenta, ni que nadie esté exento de tener un cuadro clínico grave, especialmente si se trata de pacientes graves o no vacunados». Porque también hay otra realidad, el número de contagios es mucho más elevado y eso «puede traducirse en un número mayor de hospitalizaciones y, por tanto, puede compensarse el efecto menos agresivo con el mayor número de contagios. Y, al final, el balance puede ser el mismo».

Bou se muestra convencido de que «la vacunación y las nuevas terapias farmacológicas van a ayudar mucho a reducir la gravedad de la enfermedad en la población», pero no cree «que nadie pueda sacar conclusiones muy taxativas» todavía. Lo que sí parece fácil concluir es que esta situación tendría unos efectos muy distintos de no ser por la protección de las vacunas. «Es inimaginable la devastación que hubiese supuesto la emergencia de ómicron hace un año», concluye.