Este año, sin embargo, las borrascas están completamente desaparecidas. Desde que comenzó la temporada ciclónica el pasado mes de octubre, únicamente se han nombrado dos sistemas de bajas presiones que han tenido un efecto notable y Blas ni siquiera afectó a Galicia, sino al Mediterráneo en forma de Dana. De hecho, la ausencia total de borrascas ha favorecido que el otoño fuese una estación muy seca, especialmente el pasado mes de noviembre
El responsable de esta anomalía meteorológica es por supuesto la configuración del anticiclón de las Azores que durante los últimos meses ha estado bloqueando la ruta natural de las borrascas, que han sido incapaces de aproximarse a la comunidad. Por mucho que lo conocen e intentan no pueden hacer el camino a Galicia y se ven obligadas a desviar la trayectoria hacia el extremo norte de Europa y a veces hacia el sur.