La intervención, contratada en la clínica Galena, de Murcia, duró cinco horas, tras las que se informó a la familia de que todo había salido bien, pero se indicó que la paciente había perdido líquidos y sangre, por lo que era necesario estabilizarla, ya que costaba mantenerle la tensión y, a causa de ello, tenía que estar en el quirófano por un tiempo más prolongado de lo normal. Más tarde se decidió trasladarla al hospital público de referencia en Cartagena, donde entró en urgencias con shock hipovolémico en situación de extrema gravedad.
En la operación reparadora de urgencia a la que se le sometió entonces se encontraron lesiones «más propias del resultado de una reyerta con arma blanca», según su abogado, Ignacio Martínez. El parte médico sobre su situación citaba «necrosis de la pared abdominal, peritonitis, absceso con contenido intestinal, disección de todo el retroperitoneo derecho e izquierdo con exposición de ambos músculos psoasiliacos, congestión gastrointestinal con múltiples perforaciones», entre otras cosas.