Dos años después, no se sabe cuál fue el origen del covid

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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El murciélago no fue el transmisor directo, y varias especies pudieron ser intermediarias

31 dic 2021 . Actualizado a las 09:35 h.

Que procede del murciélago, sí. Pero que este haya sido el transmisor directo se descartó hace mucho tiempo. Que necesariamente tuvo que haber un animal que actuara como intermediario y que infectara a los humanos está confirmado. ¿Cuál fue el animal? «Hoy por hoy, dos años después, no se sabe. Y las autoridades chinas, que son las que podrían saberlo, no dicen nada», señala Juan José Badiola, veterinario y catedrático de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza. A partir de este punto, todo son conjeturas.

Hay antecedentes. En el 2001, también en China, otra enfermedad de la familia del coronavirus logró saltar a la especie humana. Se trata del SARS (síndrome respiratorio agudo grave), que en su momento generó una epidemia que se extendió por 26 países. Se registraron 8.098 casos confirmados y el saldo de muertos alcanzó los 774. En esa ocasión el murciélago le transmitió la enfermedad a la civeta (una especie de mapache) y esta a las personas. Posiblemente a través de una sopa muy cara que se prepara con su carne.

Esa transmisión fue posible porque la civeta es un mamífero carnívoro, por lo que pudo haberse comido un murciélago que tuviera la enfermedad. Es esto lo que desmonta la teoría de que fuera el pangolín el intermediario entre el SARS-CoV-2 y las personas. Badiola señala que este no es un mamífero carnívoro (de hecho, se alimenta de hormigas), por lo que no se explica cómo pudo contagiarse del murciélago. ¿A través de las heces? «Difícil, porque en ellas el virus está atenuado», dice.

También se habló del visón. «Son animales muy receptivos», reflexiona. Señala una experiencia en una granja de Teruel en la que tuvieron que sacrificar 90.000 ejemplares contagiados del virus. «Se propagó excesivamente rápido», recuerda el experto. Así que termina por concluir que no lo descartaría. Pero lo mismo tendría que decir entonces de los gatos y de los hurones, que también han demostrado ser muy sensibles al virus.

En todo caso, Badiola cree que la clave está en los animales silvestres. Y puede que precisamente las granjas de especies exóticas sean el eslabón perdido que explique el origen de la pandemia. En estos espacios conviven, pocas veces en buenas condiciones, muchos animales que luego se venden en mercados como el de Wuhan, origen del coronavirus en el 2019. «De hecho, las autoridades chinas prohibieron recientemente la caza y el comercio de estos animales», recuerda el especialista. Este catedrático es contundente: «Si sabemos que el SARS fue transmitido por la civeta y el MERS (síndrome respiratorio de oriente medio) por el dromedario, no entiendo por qué no se ha dado respuesta al origen del SARS-CoV-2».

Pero al margen de la especie que haya sido intermediaria, Badiola señala tres factores que ayudan a crear la tormenta perfecta en lo que a pandemias como esta se refiere: «La deforestación, porque si estrechas el ámbito geográfico de los animales, es más probable que se produzcan esos saltos de barrera que puede dar un virus de una especie a otra; el cambio climático, porque es una perturbación de sus ambientes; y la globalización, tanto en lo referente al tránsito de personas como de alimentos». «La salud es un problema humano, animal y medioambiental. Mientras no entendamos eso, seguirá habiendo pandemias», afirma.