El ocio nocturno acata las limitaciones aunque las ve contraproducentes

J. v. lado / c. devesa / e. v. pita REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

PAULA QUIROGA

Los profesionales entienden que proliferarán otras fiestas sin controles

29 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los representantes del ocio nocturno llegaron a un acuerdo con el vicepresidente primero de la Xunta, Alfonso Rueda, y el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, para poder abrir sus locales hasta las tres de la madrugada entre el día 30 y el próximo 18 de enero. Los que decidan cerrar el 30, 31, 1 y 2 podrán acogerse a las siguientes ayudas: 2.500 euros si el local tiene hasta 100 metros cuadrados, 5.500 entre 100 y 250 metros, 9.000 entre 500 y 700, 27.000 entre 700 y 2.000 y 45.000 los que superan los 2.000 metros cuadrados.

Rueda se declaró «consciente do impacto, e moito máis nestas datas», que tienen las limitaciones y por eso quiso agradecer «a capacidade de comprensión» del sector.

Unos profesionales que prevén pérdidas millonarias y que no creen que sus cierres sean lo mejor para evitar contagios, porque estos se darán en otros ámbitos,

El presidente de la Federación de Empresarios de Salas de Fiestas y Discotecas de Galicia, Samuel Pousada prevé pérdidas de «40 millóns de euros en dúas noites» y que sea peor el remedio que la enfermedad con «altercados y disturbios entre la gente que compró entradas y no la dejan entrar, botellones masivos y fiestas privadas e ilegales que se multiplicarán por cinco y dispararán los contagios».

Luis Diz, presidente de Galicia de Noite y gerente de numerosos locales de ocio nocturno en A Coruña, entre ellos la discoteca Pelícano, se mostraba muy crítico después de conocer las limitaciones. Creía que las medidas «parecen una broma porque es el día de los Santos Inocentes. No tiene sentido. Para eso es mejor que hagan como Cataluña, que digan que se cierra todo el ocio nocturno y hagan un plan de ayudas al sector. Así, nos obligan a no trabajar la noche más importante del año».

Después de reunirse con Comesaña y Rueda, aunque no ocultaba la contrariedad porque son de nuevo el sector al que más se le recorta y porque «é moi difícil levar adiante unha sesión de fin de ano ata as tres», se mostraba más conciliador. Entiende que «a situación é complicada», la foto que les trasladó Sanidade «non é nada boa» y toca «ser responsables», por lo que aseguró que el sector del ocio nocturno le tiende la mano «á consellería de Sanidade e a toda a sociedade galega».

El presidente de los hosteleros de La Marina de A Coruña, Antón Sáez, considera que a ellos la prohibición de consumir en la barra es lo que más les afectará: «La mayoría de los grupos consumen en la barra, así limitas a las pandillas porque en las mesas no hay sitio para todos».

Sobre Nochevieja, reconoce que le parece bien que se controle: «Comparto la preocupación sobre esa noche porque es un poco descontrol. Nosotros ya no teníamos pensado abrir porque es difícil controlar a la gente ese día, pero a las discotecas y a los locales que solo son ocio nocturno deberían dejarles trabajar conforme al protocolo que estaba establecido». De lo contrario «pasará lo de siempre, la gente se reunirá en casas sin mascarillas, sin ventilación y sin ningún control».

Manuel Vidal, director del hotel Scala de Padrón
Manuel Vidal, director del hotel Scala de Padrón PACO RODRÍGUEZ

«El daño estaba hecho antes de tomar las medidas» 

marga mosteiro

El hotel-restaurante Scala, en Padrón, es conocido en Santiago y entorno por sus fiestas de Fin de Año con baile. Cada año reúne en su salón de eventos a cientos de personas para despedir el año participando en la cena y en el baile posterior. Y muchos de estos asistentes se quedan en las habitaciones del establecimiento. Ya el año pasado el «cierre supuso un problema, pero era algo previsto. Veníamos de una situación mala, en la que era fácil prever que no habría fiesta de Fin de Año», dice.

En cambio, este año «todo nos hacía pensar que podría hacer la cena». Vidal apuntó que hasta el 5 de diciembre «funcionamos muy bien, pero los mensajes de incremento de contagios hicieron que apareciera el miedo, y se cancelaran reservas». En su establecimiento pasaron de 710 para cenar el 31 de diciembre a principios de mes a 80, la pasada semana. Fue entonces cuando Óscar y Manuel Vidal decidieron anularlo todo. Manuel aseguró, antes de conocer las medidas, que «sean las que sean, el daño ya está hecho», sentenció. En su caso, la previsión del cierre le permitirá mitigar «un poco» las pérdidas, pero reconoce que muchos locales que intentaron aguantar hasta el final «tendrán importantes pérdidas». Los hermanos Manuel y Óscar decidieron dar «libre a todo el personal. Las reservas del hotel también cayeron, y si hay algunos, no vale la pena tener aquí al personal».

Iria Trillo, encargada del Soho Café de A Coruña
Iria Trillo, encargada del Soho Café de A Coruña CESAR QUIAN

«Tenemos que mandar a casa a más de diez personas» 

caterina devesa

Las nuevas normas llegaron como un jarro de agua fría para la encargada de Soho Café, en el barrio coruñés de Matogrande: «Teníamos a más de diez personas contratadas como extras para estas fechas y ahora tenemos que mandarlas a casa», apunta Iria Trillo, que recalca que las medidas harán mucho daño al sector. «La noche de Fin de Año es la más importante y ahora no vamos a trabajarla. No solo afecta a los camareros, que además esa jornada cobran 120 euros y les viene muy bien, sino a los porteros, a disyoqueis, personal de almacén... Al final siempre pagamos los mismos».

Desde el establecimiento, consideran que restringir más la hostelería y el ocio nocturno no es la solución: «La mayor parte de la población está vacunada, nos exigieron pedir el pasaporte covid y lo hacemos, tenemos a tres porteros para eso y al final no vale para nada, porque puedes contagiarte igual. Llevamos dos años cumpliendo todo lo que nos piden y al final ahora nos hacen un cierre indirecto. ¿Qué tenemos que hacer? ¿Cerrar definitivamente?», reflexiona el dueño del local, Rubén Vázquez, que añade que «ahora habrá fiestas en casas y botellones sin control». Para él, las nuevas restricciones en la hostelería «no son proporcionales. Van siempre a remolque porque no hay un plan específico de control».