«En A Coruña me ofrecen más dinero que en Cambridge, Burdeos y Berlín»

SOCIEDAD

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La ciudad herculina acoge hoy un encuentro de investigadores gallegos en el extranjero. Solo el 10 % de los que salen fuera regresan a la comunidad

29 dic 2021 . Actualizado a las 09:22 h.

Los museos científicos de A Coruña acogen este miércoles la XII reunión de jóvenes investigadores gallegos en el extranjero. Durante el acto se concederá el premio Ángeles Alvariño a la mejor trayectoria profesional al químico Mateo Sánchez (Ferrol, 1985). El evento podrá seguirse a través del canal del Youtube

—¿Qué supone para usted este reconocimiento?

—Estoy realmente contento y llega en un momento muy oportuno. Estas últimas semanas han sido muy complicadas porque me han rechazado en varias ofertas de trabajo. Este premio ha sido la mejor noticia de diciembre.

—¿En qué situación se encuentra actualmente?

—Me falta un año y medio para terminar mi contrato en el Imperial College de Londres y ahora mismo el futuro laboral se presenta muy incierto.

—¿Dónde está buscando?

—Por todo el mundo.

—¿Y cuál es el problema?

—Que mi currículo no es bueno y hay candidatos mejores.

—Bueno, usted ha estado en el MIT y Stanford ¿No está siendo un poco exigente consigo mismo?

—No. Es lo que dicen los comités de selección. Yo me quiero mucho, pero ellos no.

—¿Se plantea volver a Galicia?

—Estuve a punto, pero al final no fue posible.

—¿Qué le podrían ofrecer aquí?

—Pues hay muy buenas ofertas. Yo creo que la gente que quiere volver puede hacerlo. Ahora, por ejemplo, acaba de salir la nueva convocatoria de las Becas Ramón y Cajal que ha triplicado el número de plazas.

—Pero es una convocatoria a nivel estatal

—Sí, bueno, yo estoy en contra de la ciencia autonómica.

—Sin embargo en Cataluña y el País Vasco está dando muy buenos resultados

—Ya, porque los planes estatales dejan mucho que desear, pero creo que siempre será mejor un plan nacional a uno autonómico y uno europeo a uno estatal porque resulta mucho más competitivo y enriquece el proceso de selección.

—¿No cree que Galicia debería tener un plan de captación?

—Pues mira, te diré que en la Universidade da Coruña me pagan más para investigar que en Cambridge, Burdeos y Berlín. Aquí ya hay muy buenas condiciones. También me gustaría reconocer el trabajo que está haciendo José Antonio Mahía en la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la UDC para reclutar científicos de todo el mundo. En cualquier caso me gustaría dejar claro que es solo mi opinión y que no tiene por qué ser la más válida.

—Usted trabaja manipulando neuronas.

—Sí, desarrollo herramientas moleculares para descifrar a nivel individual qué neuronas son responsables de determinados comportamientos. Una vez que las identificas puedes manipularlas o silenciarlas.

—¿Ha obtenido resultados?

—Desarrollé herramientas que hoy están usando colegas de Stanford para tratar de encontrar las neuronas que provocan la epilepsia. Yo ya he abandonado esa línea.

—¿Y ahora qué investiga?

—Estoy creando cromosomas artificiales y genomas sintéticos. Es decir, quiero reproducir artificialmente los códigos de la vida.

—¿Y encontrar la respuesta a la gran pregunta sobre cómo surgió en nuestro planeta?

—Sí, queremos saber cuáles son los componentes mínimos y fundamentales para que una célula sencilla sea capaz de desarrollarse de una manera viable.

—¿Entiendo que se puede aplicar a ámbitos como la astrobiología?

—Efectivamente se puede usar en la búsqueda de vida fuera de la Tierra y también para aplicaciones biotecnológicas.

—¿Cómo cuáles?

—Pues para mejorar la bioproducción de determinadas moléculas que se pueden utilizar después para diseñar fármacos.

—¿Cómo se haría eso?

—Por ejemplo, podemos diseñar células que capten o digieran mejor ciertos residuos tóxicos o hacerlas más resistentes cambiando sus condiciones metabólicas. Es decir, podemos reescribir su código genético para que se adapten a unas determinadas condiciones.

Solo el 10 % de los científicos que abandonan Galicia regresan a la comunidad para continuar su carrera

En la reunión de jóvenes investigadores se concederá además el Premio al Trabajo con Mayor Impacto Social al biólogo José Ángel Nicolás Ávila por un estudio en el que ha descrito la presencia de una población abundante de células inmunitarias en el corazón que contribuye a mantener la salud y el buen funcionamiento de los cardiomiocitos.

La bióloga Cintia Folgueira Cobos ha obtenido el Premio Mejor Trayectoria Científica Joven. Cobos participa en una línea de investigación centrada en la importancia de las quinasas de estrés en el cerebro y su comunicación con otros órganos como el músculo con un enfoque terapéutico para la obesidad y los trastornos metabólicos actuales.

Además, habrán menciones especiales a las ingenieras e informáticas de la UDC Susana Ladra y Verónica Bolón por su compromiso con el fomento de la vocación científico-tecnológica entre las niñas. En la categoría de Women CEO se reconocerá a Amparo Alonso Catedrática en el área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la UDC. La mención en talento joven ha sido para la informática Ana Freire que utiliza Inteligencia Artificial para estudiar en redes sociales problemas mentales como las tendencias suicidas o los trastornos de la conducta alimentaria.

Se reconocerá por último a Juan Vallejo del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC) y demás miembros Comité Empresa Fundaciones Biomédicas. La mención quiere reconocer el esfuerzo y mérito de las tres fundaciones de investigación biomédica gallegas (Fundación Profesor Novoa Santos, Fundación del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela y la Fundación Biomédica Galicia Sur) en la reciente consecución del primer convenio colectivo laboral para sus trabajadores.

María Mayán, directora del Grupo CellCOM del INIBIC y responsable del evento ofrece un diagnóstico diferente sobre el estado de la ciencia en Galicia. «Ahora mismo se encuentra en la UCI. No tenemos ningún plan para captar talento científico y los jefes de grupo de investigación tienen unos 60 años. No hay manera de realizar una transición que nos asegure un buen futuro para la ciencia gallega. Y solo el 10 % de los investigadores que se van al extranjero pueden regresar a la comunidad para seguir trabajando. Es un drama», lamenta.