José Tubío recibirá el premio el 28 de enero en el desarrollo de un acto académico organizado por la Universidad de Salamanca con motivo de la fiesta de Santo Tomás de Aquino.
r. romar
Es una hecatombe silenciosa. Algo así como si un terremoto destruyese una ciudad y sus efectos no se pudieran advertir hasta pasados 20 años. Solo que este evento catastrófico ocurre en el interior de nuestras células. Empieza justo cuando el virus de la hepatitis B (VHB) introduce su material genético dentro de las células del hígado. Es la lógica de los virus: replicarse para aumentar su capacidad infectiva y sobrevivir. Solo que en este caso se acaba integrando en el ADN humano. Y ahí empieza la catástrofe muda que se extiende en el tiempo sin dar señales de alerta en forma de síntomas. Esta indeseable asociación provoca un desordenamiento brutal del genoma hepático, como si un tsunami le pasara por encima. El ADN nativo se pierde, se fusionan cromosomas diferentes y, en última instancia, se suprimen los genes supresores de tumores, los que nos protegen del cáncer.
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