—Tiene unos gemelos pequeños. ¿Qué tal se da en esa faceta?
—Tienen 4 años y ahora mismo están en una etapa fabulosa y espero disfrutarla durante mucho tiempo.
—¿Es verdad que en el cuarto de baño tiene ejemplares de «Nature» y «Science»?
—Ja, ja. Es falso. Hubo un tiempo que a lo mejor, alguno había. Pero ahora mismo no. La ciencia y la investigación forman parte de mi vida. No tengo esas revistas en el baño, pero sí que ando con un portátil por ahí. Ser investigador no es solo una profesión, es una forma de ser.
—Dentro de 100 años, ¿qué le gustaría que dijera de usted la Wikipedia? Proyecte una ambición.
—Yo he cumplido mis ambiciones. Tenía dos: publicar en las grandes revistas científicas y la segunda, ser profesor universitario. Así que me gustaría prosperar un poco más a nivel académico y que mi grupo de investigación siguiera trabajando al nivel que lo hace hoy día. Esto no lo pondrá la Wikipedia, pero ojalá pusiera un día que nos dieron el Nobel, ja, ja. En serio, lo que me gustaría que pusiera es que hicimos algo que ayudó a mucha gente.
—¿Celta o Dépor?
—Siempre he sido más del Dépor, porque conocí a aquella generación del Superdépor.
—¿Que tal en la cocina?
—De maravilla. Cuando estaba en Cambridge era capaz de cocinar durante dos semanas platos distintos sin repetirme para la comida y para la cena. Tengo un repertorio muy amplio. Aunque no es cocina de alta gama. Veía mucho Karlos Arguiñano de pequeño.
—Dígame algunas palabras que le definan.
—Soy muy meticuloso con lo que hago. Creo que soy innovador, tengo muchas ideas, soy muy creativo. Y también soy un poco romántico en la forma de ver la vida.
—Un lugar en el que esté muy a gusto.
—En la playa de Parameáns, en Esteiro. Cuando estaba en Inglaterra y volvía, siempre iba a esa playa. Me da mucha tranquilidad.
—Dígame una canción.
—La muiñeira de Chantada. Me la ponía siempre en el avión cuando estábamos a punto e aterrizar. Hay una versión buenísima de Carlos Núñez con los Chieftains.
—¿Lo más importante en la vida?
—La salud.