Bruno González-Zorn: «En España la resistencia bacteriana es más letal que los accidentes de tráfico»

Gabriela Consuegra
Gabriela Consuegra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Europa Press

En el 2050 será la primera causa de muerte en el mundo, según el experto

05 nov 2021 . Actualizado a las 11:13 h.

Las asesinas más pequeñas del mundo se cobran 33.000 vidas cada año solo en la Unión Europea. Son las bacterias, uno de esos extraños casos de Dr. Jekyll y Mr. Hyde de la biología. Así como algunas pueden matar, otras se convierten en antibióticos y pueden curar, esa es su dualidad. Y en la mitad de ambas cosas, el peligro de que algo salga mal: la resistencia bacteriana, esa batalla que «hemos comenzado a perder». Lo explica Bruno González-Zorn, catedrático del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los 15 asesores que la OMS ha elegido para formar el grupo CIA (Critically Important Antibiotics for Human Health), que estudiará el campo de la resistencia a los antibióticos.

—La resistencia a los antibióticos se interpreta como una problemática del futuro, casi como una hipótesis, pero ¿cuál es su relevancia en la actualidad?

—En España causa más fallecimientos la resistencia de las bacterias a los antibióticos que los accidentes de tráfico. Estamos acostumbrados a oír sobre estas tragedias constantemente, pero nadie nos advierte sobre la muerte de cientos de pacientes por bacterias e infecciones que no son tratables con los medicamentos que tenemos actualmente. Fue declarado por la ONU como el mayor problema sanitario el 11 de noviembre del 2016. No es la opinión personal de unos cuantos.

—¿Qué se ha hecho mal?

—Descubrimos los antibióticos en 1940 y se desarrollaron muchos, pero llevamos años sin encontrar una nueva familia. Utilizamos los mismos desde hace 30 años. Pasamos por alto lo que advirtió Fleming [el padre de la penicilina]: se puede hacer a las bacterias resistentes a los antibióticos si los usamos mal. Las bacterias llevan alrededor de cuatro mil millones de años en la Tierra, entrenándose para sobrevivir, porque unas generan antibióticos para contrarrestar a las otras y las otras aprenden a hacerse resistentes. Por tanto, es absurdo pensar que, porque comenzamos a usar los antibióticos clínicamente, vamos a acabar definitivamente con las infecciones. Ahora sabemos que no es así y, lo que es peor, que estamos empezando a perder la batalla.

—¿Cómo va a evolucionar esto?

—La humanidad ha utilizado masivamente los antibióticos durante muchos años y ahora tenemos pocos en el mercado y grandes niveles de resistencia. La proyección es que para el año 2050, será la primera causa de muerte en el mundo y matará a más de 10 millones de personas al año. La medicina moderna, como los trasplantes, se basa en que los antibióticos funcionan. Si no cambia nada, corremos el riesgo de que no funcionen y volvamos a una época preantibiótica, en la que cada vez más personas mueran por este motivo.

—¿Cuál es la situación de España con respecto a otros países?

—Hemos empezado a tomar consciencia de este problema desde el 2014, cuando se creó el Plan Nacional de Resistencia. En otros países lo hicieron antes y ya es parte de la formación de la población, que está más concienciada. Aquí somos de los países en los que más tendencia tenemos a guardar antibióticos en casa cuando nos sobran de una receta para volverlos a usar cuando consideramos. En otros países, nadie tiene antibióticos en casa, los devuelven cuando se termina el tratamiento.

—¿Por dónde se comienza a solucionar este problema?

—Hay que educar a los prescriptores tanto como a la población. Además, desarrollar nuevos antibióticos, aunque ya hemos visto que no es fácil. Es necesario prevenir las infecciones desarrollando nuevas vacunas y alternativas de lucha, como moléculas que impidan que las bacterias evolucionen tan rápido. También manteniendo una higiene de manos correcta.

—¿Qué puede hacer cada persona para no agravar la situación?

—Si somos usuarios, lo que tenemos que hacer es utilizar el medicamento exactamente como nos lo han prescrito, en tiempo y en dosis. Si nos han dicho 8 días, son 8 días. Si nos han dicho tres al día, son tres al día aunque nos encontramos mejor. Y una vez que hemos acabado el tratamiento, llevar lo que sobre a una farmacia, donde tienen un punto Sigre de recogida de medicamentos, para evitar que acaben en el medio ambiente y se destruyan de forma segura. No los debemos tirar a la basura, porque en el medio ambiente también se generan bacterias resistentes.

—¿La pandemia ha empeorado las cosas?

—Sí. En muchas partes del mundo siguen usando antibióticos para intentar tratar el covid y eso está acelerando la aparición de resistencia a niveles que no esperábamos para el año 2.021. Especialmente en antibióticos de último recurso, como los que se utilizan en las uci. Eso es extremadamente preocupante.

—La OMS inicia ¿Cuál será el reto más importante?

—La dificultad de trabajar en un proyecto a nivel mundial es que cada país es diferente. Lo que para uno puede ser una medida estupenda, para otro es contraproducente. En algunos países no tenemos tanto un problema de resistencia como de acceso a los antibióticos, por ejemplo. Este es el reto que tiene la OMS, que intenta agrupar medidas, pero teniendo en cuenta las diferencias que podemos tener entre países.

 

«Para preservar al ser humano hay que tener en cuenta al medio ambiente y a los animales»

 Bruno González-Zorn, asesor de la OMS en la resistencia a los antibióticos, aclara cómo influyen los animales en esta problemática.

—¿Es cierto que podemos ingerir antibióticos a través de los alimentos que consumimos?

—Cuando los animales tienen una enfermedad bacteriana, hay que tratarlos con antibióticos porque hay que curarlos. Pero cada vez que se utilizan, hay un período de supresión en el que el medicamento se limpia del organismo del animal hasta que no quedan restos. Por lo tanto, todos los alimentos que comemos están libres de antibióticos que puedan perjudicar nuestra salud y eso se controla muchísimo.

—Entonces, ¿cuál es el papel de los animales en esto?

—El problema es otro: que las bacterias que producen cuando reciben antibióticos pueden pasar a la granja, al granjero, a su familia, al ganadero… Y así. También se está estudiando el caso de los animales de compañía. Las bacterias que generamos en ellos cuando los tratamos con antibióticos y que luego pueden producir colonizaciones en el humano. En Europa convivimos con las mascotas muy estrechamente, por eso es algo que estamos explorando en distintos países.

—¿A esto se refiere la OMS cuando habla de abordar la lucha de la resistencia a antibióticos con una visión One Health?

—Sí. One Health (Una salud)significa luchar contra las enfermedades teniendo en cuenta al ser humano, pero también a los animales y al medio ambiente. Está todo implicado, eso lo hemos entendido con el covid. De hecho, el 70 % de las enfermedades del ser humano vienen de los animales. Este grupo de la OMS incorpora profesionales de distintas áreas, para tener en cuenta el ser humano, al medio ambiente y a los animales, pero con el enfoque siempre centrado en preservar la salud del hombre.