El cambio climático del Holoceno, un aviso para la civilización moderna

SOCIEDAD

El océano Ártico,
El océano Ártico, Xurde Margaride

Hace 10.000 años se produjo el cambio en las condiciones ambientales más influyente para el progreso de las sociedades humanas

04 nov 2021 . Actualizado a las 10:56 h.

Cuando Sir David Attenborough habla, lo mejor que podemos hacer los demás es escuchar con atención. Su discurso no solo aporta conocimiento, sino también experiencia. Es el testimonio de un hombre que ha recorrido la Tierra muchas veces y que ha presenciado en primera persona el deterioro del mismo mundo natural que ha mostrado durante toda su vida a través de los documentales de la BBC.

Durante su intervención en la COP26 de Glasgow mencionó un aspecto fundamental sobre la crisis medioambiental. Uno que puede resultar difícil de entender, pero que es clave para asumir el desafío del calentamiento global. El clima ha forjado la historia de la vida, desde los primeros microorganismos que surgieron hace unos 3.500 millones de años hasta la aparición del homo sapiens. Y desde que la especie humana habita este planeta ha tenido que ir adaptándose a los vaivenes del sistema climático, siempre en constante cambio.

Es cierto, el clima nunca ha permanecido quieto, pero hasta la llegada del período Holoceno, ha sido demasiado hostil como para que el homo sapiens pudiese asentarse y prosperar. Eso solo fue posible durante los últimos 10.000 años por una sencilla razón, el clima se estabilizó. La temperatura media se mantuvo constante en torno a los 15 grados como también la concentración de dióxido de carbono, oscilando entre 250 y 270 partes por millón (ppm). En este ambiente, las estaciones se desarrollaban en un cierto orden y eran predecibles, igual que el tiempo. 

Esto favoreció que el ser humano pudiese dejar de escapar del frío. Además, las nuevas condiciones climáticas permitieron empezar a trabajar la tierra. El homo sapiens comenzó entonces a vivir en grupos cada vez más numerosos. Y así, se puso en marcha una de la mayores revoluciones de la historia: la agrícola, que a su vez fue el germen del surgimiento de las civilizaciones. «Con la agricultura y la ganadería se desencadenaron modificaciones de las que somos herederos directos, y que nos permiten entender cómo nos alimentamos y nos organizamos hoy día. Si se considera la población rural actual, unos 3.400 millones de personas, podemos decir que vive en un entorno muy similar, en lo esencial y dejando aparte la tecnología, al de aquellas primeras sociedades neolíticas», afirman Juan F. Gibaja, Juan José Ibáñez y Millán Mozota, investigadores del CSIC y autores de Neolítico, uno de los títulos de la colección ¿Qué sabemos de? (CSIC-Catarata). 

Pero este largo período de estabilidad terminó a mediados del siglo XX, con la aparición de otra importante revolución, la Industrial. La actividad humana ha liberado desde entonces tantos gases de efecto invernadero que el sistema climático vuelve a desestabilizarse, igual que antes del Holoceno. La temperatura media ya ha ascendido 1,1 grados y la presencia de dióxido de carbono ha alcanzado 420 ppm. La atmósfera actual no tiene precedentes en tres millones de años.

Por todo ello, la comunidad científica ha considerado que vivimos en una nueva era geológica: el Antropoceno. Con la diferencia de que en la actualidad hay 8.000 millones de personas en el planeta y contamos con una ciencia mucho avanzada. Con todo, un clima extremo y inestable representa el mismo problema de toda la vida, uno que tiene un gran impacto en todos los ámbitos: social, económico y por supuesto en la salud.