La polémica de la prohibición de anuncios de bollería: «Mientras una cesta de la compra poco saludable sea más barata, tenemos un problema»

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

MOHAMED AZAKIR | reuters

Vetar la publicidad es positivo, pero los nutricionistas piden más medidas para luchar contra la obesidad infantil

31 oct 2021 . Actualizado a las 19:09 h.

¿Hay alguna cantidad de alimentos como galletas, bollería o bebidas calóricas, helados o chocolate que sea saludable? No. Pero «no se prohíbe nada». «Se pueden comer galletas o chucherías ocasionalmente. El problema es definir qué significa ese de vez en cuando». De vez en cuando podría ser una vez a la semana para una chuchería, pero ese ocasionalmente está también muy ligado a la alimentación diaria. Así que la regla que podría aplicarse a este tipo de comida es sencilla: cuanto menos, mejor. Lourdes Vázquez, catedrática de Nutrición e Bromatoloxía y profesora en el grado de Nutrición Humana e Dietética que se imparte en el campus de Lugo de la USC, cree que la iniciativa anunciada por el Ministerio de Consumo de prohibir la publicidad dirigida al público infantil de este tipo de alimentos es «buena» y, en principio, útil, pero que se podrían hacer más cosas, como regular los envases, porque «si un niño ve en una caja de bollería su personaje de dibujos favorito, le va a llamar la atención».

Sí, es una buena medida, pero quizá se haya tomado algo tarde. Ana Prado, pediatra del hospital Teresa Herrera de A Coruña, hace un repaso por otras decisiones que se han venido tomando, como la subida del IVA en las bebidas azucaradas, y que según el último informe Aladino, han conseguido «doblegar un poco la curva, ahora que tenemos tan claro en qué consiste». Parece que la tendencia de sobrepeso y obesidad infantil que había en España «se ha ido enlenteciendo».

Formación e información

Para Rosa López Encina, bióloga y experta en nutrición, el anuncio de Consumo es, ante todo, poco innovador, y nombra el código PAOS, que se empezó a desarrollar en el 2005, de corregulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a menores, prevención de la obesidad y salud. «Las leyes ya existen, pero hay que cumplirlas», lamenta.

Sí coinciden las tres expertas en que la formación y la información es fundamental a la hora de desterrar hábitos poco saludables y muy arraigados, como desayunar galletas todos los días. «No hay ninguna galleta saludable», subraya López Encina, y las consecuencias de una mala alimentación en la población infantil no se ven hoy, sino dentro de 40 años. La experta no pone paños calientes. Si no se corrige la tendencia, es posible que «nuestros niños tengan menos esperanza de vida que nosotros».

Lourdes Vázquez hace un paralelismo entre la prohibición de anunciar tabaco o bebidas alcohólicas, que ha servido para reducir el consumo, y reivindica el papel de los profesionales de la nutrición y la necesidad de contar con ellos, porque son fundamentales en la formación y la información para adquirir hábitos de alimentación saludables.

Rosa López cree que hay que poner en marcha una estrategia de concienciación semejante a la que se hizo con los accidentes de tráfico y mostrar las consecuencias de una alimentación poco saludable, además de hacer partícipe al sistema educativo. Ana Prado pone el foco en la relación estrecha entre ingresos económicos y alimentación: la prevalencia de la obesidad es mayor entre aquellas familias con pocos recursos. «Mucha gente te dice que entiende lo que debería comer, pero no tienen acceso a determinados alimentos» como determinados tipos de carne o al consumo de pescado tres o cuatro veces a la semana. «Mientras siga siendo más barata una cesta de la compra poco saludable que una saludable, tenemos un problema». Y por eso cree que sería interesante, igual que se ha hecho con los impuestos de las bebidas azucaradas, reducir el IVA de esos alimentos saludables para que sean accesibles.

También el estilo de vida tiene mucho que ver en los hábitos alimentarios que se han ido estableciendo: la falta de tiempo para planificar o para cocinar lleva muchas veces a escoger opciones ultraprocesadas, y la pandemia ha llevado a mayores tasas de sedentarismo. Hay también que aprender a hacer un consumo responsable de horas de pantalla, especialmente en contextos de ocio, subraya la pediatra del Chuac.