Debate: ¿Hace falta la realización de un curso para tener un perro?

El Gobierno prevé una formación obligatoria para todos los propietarios y responsables de perros, cuyo objetivo es garantizar que el dueño de estos animales está capacitado para hacerse cargo de él.

El Ministerio de Derechos Sociales remitirá al Congreso la primera ley nacional de protección animal, que prohíbe matar mascotas sanas y obligará a realizar un curso formativo para poder tener perro. Una medida controvertida con la que se pretende poner coto al sacrificio, abandono y maltrato de animales, aspectos en los que España encabeza los ránking europeos. Los expertos consideran que estos cursillos, si son impartidos por profesionales, pueden ayudar a evitar problemas de comportamiento animal, pero consideran que no resuelven la falta de concienciación de la sociedad en general sobre lo que supone tener una mascota.


Técnicas beneficiosas e impartidas por profesionales

El artículo 36 del anteproyecto de Ley de protección y derecho de los animales especifica que «las personas titulares o responsables de los perros deberán haber realizado previamente un curso de formación acreditado para la tenencia de perros, cuyo contenido se determinará reglamentariamente».

Si bien el anuncio de esta norma ha suscitado debate entre la población, la finalidad de este tipo de cursos suele ir encaminada a evitar la aparición de problemas de comportamiento en perros y a aumentar la concienciación de la sociedad sobre el hecho de que se trata de animales que sienten.

El término «problema de comportamiento» hace referencia a cualquier pauta de conducta de un animal doméstico que pueda causar lesión o enfermedad en el individuo que la manifiesta o en otros, o que resulte peligrosa o simplemente molesta para el tutor. Los problemas de comportamiento tienen una importancia creciente en la sociedad actual, dado que suponen una importante causa de abandono y de eutanasia de animales jóvenes. Desde hace años, se ha visto que dar cierta información o consejos a los adoptantes de perros disminuye la probabilidad de que estos padezcan problemas de comportamiento, así como la de abandono. Es más, se ha visto que muchos tutores agradecen recibir ciertos consejos sobre cómo solucionar problemas de comportamiento, incluso en el momento en el que ya se han decidido a abandonar a su perro, de forma que finalmente consiguen volver con él a casa para intentar, y probablemente conseguir, llevar una nueva vida en familia.

Por otra parte, en un estudio realizado en el Reino Unido, el 21 % de los tutores de perros reconocían no haber buscado nada de información sobre los animales antes de adquirirlo. Además, aquellas personas que sí quieren aprender sobre cómo criar de la mejor manera posible a su compañero encuentran con que mucha de la información que existe en los medios de comunicación sobre la educación y solución de problemas de comportamiento caninos no solo es errónea, sino que es contraproducente. Es decir, utilizar las técnicas que vemos en algunos programas televisivos, como poner al perro patas arriba cuando gruñe, está asociado con un aumento del estrés y del miedo del animal y con una mayor probabilidad de empeorar el problema, aumentando el riesgo de mordedura. Así, hoy en día se utilizan técnicas bastante más modernas y seguras para los perros y las personas que viven con ellos, pero que, no obstante, son bastante más aburridas televisivamente hablando, por lo que muchas veces los medios prefieren mostrarnos imágenes más llamativas, aunque empeoren el bienestar de los animales, aumente el riesgo para sus tutores y puedan provocar la aparición de otros problemas de comportamiento.

Así, como se puede observar, y como ocurre en muchos otros ámbitos de la vida, recibir una educación adecuada, lejos de ser perjudicial para el ser humano, es muy beneficioso tanto para él como para los que lo rodean, en este caso los perros. Ahora bien, la información comunicada ha de ser científicamente correcta e impartida por profesionales adecuados, y esto, al igual que hacerla accesible a la ciudadanía, ya es cosa del Gobierno.

Autor Ángela González Martínez Doctora en Veterinaria, diplomada europea en Medicina del Comportamiento y Bienestar Animal

Una medida costosa y que no soluciona problemas

Una de las propuestas que se plantean en la nueva regulación de bienestar de los animales de compañía es la obligación de realizar un curso para poder ser titular de un perro. El mayor problema de nuestra sociedad en relación con los perros es el alto nivel de abandono. Este problema, al igual que ha ocurrido con otros, solamente podremos atajarlo mediante la concienciación como sociedad, en la que deben implicarse todos los sectores: educativo, profesionales, asociaciones, medios de comunicación, etcétera. Es necesaria una legislación, pero también medios de control que aseguren su cumplimiento, como la identificación y trazabilidad o la reproducción y el comercio de animales (que hoy están muy lejos de ser efectivos). La realización de un curso de formación a los dueños de perros no aporta gran cosa cuando es necesario que toda la sociedad considere como una prioridad los derechos de los animales y que la Administración realice adecuadamente su obligación de control efectivo para poder evitar situaciones de abandono o maltrato animal.

Todos los que tenemos perros necesitamos información sobre diferentes cuestiones que se nos plantean en relación a nuestros compañeros. La complejidad de responder a las necesidades de una mascota (nutrición, comportamiento, bienestar animal, sanidad animal) se debe a que varían tanto por su raza y edad como por los condicionantes del propio individuo. Solamente la búsqueda de asesoramiento en los especialistas con formación y experiencia (veterinarios patólogos, nutricionistas, etólogos, adiestradores y criadores responsables) y no una formación generalista puede asegurar una respuesta adecuada a las necesidades de nuestros animales. Yo mismo, aunque veterinario pero que no me dedico a los animales de compañía, busco el asesoramiento adecuado cuando es necesario. Simplificar esta complejidad en un curso de formación de los dueños de perros puede llevar a la falsa sensación de poder dar respuesta a las necesidades de nuestros compañeros.

Ante los problemas de abandono o de maltrato animal tenemos que dar una respuesta eficaz. Los medios son limitados y debemos priorizar los esfuerzos en base a criterios de coste-beneficio. El alto coste de una medida como esta (dado el alto número de titulares de perros en nuestro país) difícilmente parece que pueda compensar sus posibles beneficios. Y más, si lo comparamos con otras medidas de concienciación de la sociedad y control que necesitan un claro refuerzo y que sí pueden tener un efecto eficaz sobre los objetivos que se pretenden conseguir.

Enseñar a un futuro dueño de un perro las condiciones que debe tener un criador responsable o cómo saber si un perro en adopción se ajusta a sus condicionantes no hará que pueda realizar la comprobación adecuada de estas situaciones. Tampoco parece que puedan sustituir las obligaciones de las administraciones sobre control de la cría y comercio de perros, o sobre facilitar que las entidades de acogida de animales posean los medios humanos y materiales que permitan realizar una adecuada valoración de los perros desde el punto de vista de comportamiento, entre otros, para una adecuada adopción.

Autor Gonzalo Fernández Doctor en Veterinaria. Profesor de Policía Sanitaria Veterinaria de la Facultad de Lugo.
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