El secreto del matrimonio perfecto

SOCIEDAD

Oscar Isaac y Jessica Chastain en «Secretos de un matrimonio»
Oscar Isaac y Jessica Chastain en «Secretos de un matrimonio» .

«Secretos de un matrimonio» triunfa en HBO cuestionando la evolución de los roles en la pareja

06 oct 2021 . Actualizado a las 09:30 h.

Todas las parejas perfectas se parecen, aunque cada una miente a su manera. A las tesis antirrománticas del psicólogo Joan Garriga en Bailando juntos, interesante lectura sobre las claves que determinan el éxito en las relaciones —partiendo del abrazo y la asunción de la imperfección de la pareja—, recuerdan las de Jonathan, el entregado marido y padre que es Oscar Isaac en Secretos de un matrimonio, una joya para flagelarnos un poco este otoño en streaming. La pasión está sobrevalorada, te aviva y te ciega. Da vidilla, pero te consume. No es esa la llama que nos mantiene juntos en el tiempo, dice Jonathan, que viene a ser el fuego lento, cálido y seguro del matrimonio que se despieza y desploma en la miniserie dirigida por Hagai Levi (En terapia) que triunfa en HBO.

Esta revisión del clásico de Bergman, que le da un giro a la serie original, nos invita a asistir al making of del matrimonio «perfecto». ¿Es posible la igualdad en casa, de puertas adentro? ¿Qué pasa si se invierten los roles clásicos, si él es guardián del hogar y figura principal de apego, el ama de casa, y ella la que siempre está fuera, viajando, ocupada en el desarrollo de su individualidad y su carrera, la madre en días sueltos, a ratos? ¿Qué pasa si él lleva toda la carga mental y doméstica, ella realmente se libera?

El retrato de Secretos de un matrimonio es elegante, demoledor, doloroso, exasperante. Y nos interpela. Algunos ya han pasado ese conflicto, otros quizá ni se lo plantean. Adoro a Jonathan, su paciencia, la fuerza de sus brazos ocupada en doblar camisetas y hacerle a ella la maleta. No puedo evitar juzgar a Mira (magnífica y gélida Jessica Chastain), esa mujer que cede su maternidad y una parte sustancial de sí misma, sin ser muy consciente de lo hace, de la factura afectiva que pagará, y a la vez no dejo de compadecerme del vacío que la va helando por dentro, vaciándola poco a poco, desdibujándola, desposeyéndola de lo importante.

La maternidad es intransferible, Pero esto es algo que hoy se cuestiona, algo que no siempre sabemos de antemano. Es todavía muy actual el dilema de este matrimonio que afronta su exorcismo en streaming. ¿Saben él y ella realmente lo que quieren, son tan libres como al principio parecen? A ver cómo acaba la serie (nos queda solo asistir al desenlace tras un conflicto que va in crecendo y explota en el cuarto capítulo).

Es interesante ver la original de Bergman, no solo para jugar al juego de las diferencias, que también. Hay escenas que no vemos que eran muy comunes en los 70. El mansplaining a sus anchas, una sumisión femenina "con buena cara", comentarios jocosos en plan: ¿Qué te pasa hoy, tienes la regla?. El guion y las interpretaciones de la serie original son maravillosas, vistas desde la distancia de todo lo andado. Merece la pena ver lo que hemos evolucionado, aunque en el avance nos hayamos dejado parte del cuerpo y algún rincón de la cabeza...

Quizá los cimientos del amor son los que se dicen en esa maravilla que es Trust (1990, Hal Hartley): admiración y respeto. Y autoras como Esther Perel nos animan a creer, con inteligentes argumentos, que hay una manera de mantener el deseo en las relaciones de años. Pero parece que la felicidad de la pareja es, en esencia, otra cosa, algo que pasa por dejar a un lado la mayor parte de los deseos individuales y no tener grandes expectativas. Y también en buena parte, según dice Joan Garriga, por no acomodarse en roles fijos (por modernos que se vendan, son roles fijos los que cumplen Mira y Jonathan en Secretos de un matrimonio, solo que con inversión de géneros), en ir cambiando «la postura de baile». Pero es difícil, porque el amor es un lento descubrimiento entre mareas que suben y bajan. El caso es que en la pista de lo cotidiano siempre hay quien domina y quien cede. Y más allá de quién maneja y quién se deja, lo que importa es dónde está la victoria, cuál es la clave del éxito del matrimonio. ¿El buen matrimonio es el más justamente repartido? ¿Cómo se reparte la carga mental de manera equitativa? ¿Puedes realizarte, seas hombre o mujer, si te absorbe toda la responsabilidad del hogar y la crianza?

El éxito de la pareja, por lo que vemos en muchas duraderas, parece estar sencillamente en aprender a no pisarse e irse al suelo, en priorizar la sintonía con el otro sobre lo demás e interpretar un número perfecto. Y en que el making of sea, por supuesto, secreto...