La presión de los fans para sacar a la luz detalles de la tutela legal comenzó en 2019, después de que Britney se negara a seguir ofreciendo espectáculos en Las Vegas (EE.UU.) e ingresara en una clínica de rehabilitación. «Creían que estábamos locos», contó Dave, un joven de San Francisco que viajó hasta Los Ángeles para seguir la vista judicial. Chris, un francés afincado en Arizona, se quedó a las puertas de entrar como público en el juzgado: «He recorrido el mundo para ver a Britney en concierto desde niño, tenía que estar aquí», destacó. En cuanto Rosengart hizo la señal de victoria, la manifestación se convirtió en una fiesta.