Nuevo impulso de Bruselas a la implantación del cargador único para móviles

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

OLIVIER HOSLET

Apple se resiste a una estandarización que, según asegura la compañía, congelará la innovación

23 sep 2021 . Actualizado a las 16:33 h.

Bruselas ha dado un nuevo impulso a su objetivo de implantar un cargador único y universal que sirva para reponer la energía de todos los dispositivos electrónicos. Frente a los múltiples cables que acumulan muchos consumidores, la Comisión Europea propuso este jueves que se implante un único cargador universal de tipo USB-C para que se armonice su uso en teléfonos móviles, tabletas, cámaras digitales, auriculares y videoconsolas. Bruselas lleva desde el 2009 impulsando esta medida. Un acuerdo voluntario con los principales fabricantes de dispositivos móviles permitió ese año reducir de 30 a 3 los cargadores existentes en el mercado: el USB 2.0 Micro B, el USB-C y el Lightning, exclusivo de Apple.

Ese pacto, sin embargo, expiró en el 2014 y desde entonces no se ha avanzar en ese objetivo común, que persigue, por una parte, evitar el depósito de cargadores en los hogares, el sobrecoste que esto origina sobre los dispositivos y reducir también la producción de residuos electrónicos.

«Los consumidores europeos se han sentido frustrados durante bastante tiempo por la acumulación de cargadores incompatibles en sus cajones. Le dimos a la industria mucho tiempo para proponer sus propias soluciones, ahora ha llegado el momento de tomar medidas legislativas para un cargador común», dijo la vicepresidenta de la Comisión Europea responsable de la cartera digital, Margrethe Vestager, según recoge Efe. Este es «un paso importante para aumentar la comodidad y reducir el desperdicio», añadió el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton.

La Comisión quiere que los consumidores puedan decidir si quieren adquirir o no un nuevo cargador cada vez que se compren un nuevo dispositivo, para evitar acumular 11.000 toneladas al año de residuos electrónicos.

La propuesta tendrán que aprobarla ahora tanto el Parlamento Europeo como el Consejo de la UE -la institución que representa a los países- y si dan el visto bueno, habrá un período de transición de dos años para que tanto los consumidores como la industria puedan adaptarse.

Bruselas dejó fuera de la propuesta productos como ordenadores portátiles, relojes inteligentes o los dispositivos de actividad física por razones técnicas, como su tamaño, y tampoco reguló los requisitos de los cargadores sin cables.

Pese al aparente beneficio que tendría para los usuarios esta estandarización, los fabricantes se resisten a adoptar un modelo único. Esto es especialmente notorio en el caso de Apple, cuyos cargadores solo pueden usarse con aparatos de su marca. El gigante de la informática asegura que armonizar los conectores de los teléfonos «congelará la innovación más que impulsarla».

El planeta estableció en el 2019 su récord de residuos electrónicos con 53,6 millones de toneladas métricas (Mt), lo que supone un 17 % más que en el 2014.