Roberto Diz, el diseñador gallego de los vestidos de novia de Elena Furiase

Martín Bastos

SOCIEDAD

Javier Ramírez / Europa Press

La actriz y su madre, Lolita, apostaron por el creador afincado en Sevilla para vestirlas en su día más especial

22 sep 2021 . Actualizado a las 18:05 h.

Tras cuatro años de noviazgo y un hijo en común, Elena Furiase y Gonzalo Sierra sellaron su amor el pasado sábado con una boda por todo lo alto que se celebró en Vejer de la Frontera (Cádiz) y en la que se reunió todo el clan Flores. 

Para este enlace tan esperado, que sufrió aplazamientos debido a la pandemia, la actriz protagonista de El internado confió en el diseñador de origen gallego afincado en Sevilla Roberto Diz como autor de los diferentes vestidos que lució a lo largo de la jornada. El principal, el que vistió para la ceremonia de la boda, era un traje de estilo camisero de dos piezas, una blusa y una falda cortada al bies con una gran cola, todo ello confeccionado con cinco mantones de Manila de seda bordados a mano. Una manera de rendir «homenaje a su abuela y a su familia», explica el modisto a la revista ¡Hola!, que publica la exclusiva del enlace.

Para el banquete, la novia se desprendió de la blusa y lució el corsé que llevaba por debajo de esta manteniendo la falda anterior, con larga cola y rematada por abundantes flecos. Más tarde, apostó por hacer otra combinación con el mismo corsé y una nueva falda, esta de vuelo y a media pierna, también obra del diseñador. Lo acompañaba todo con unas sandalias de tacón y plataforma metalizadas de Aquazzura.

Por último, para la fiesta nocturna se cambió totalmente de ropa y lució un sencillo vestido de tirantes y satén.

«El traje es una joya, tiene personalidad, habla por sí solo», asegura Elena Furiase en la revista ¡Hola!, donde explica las razones por las que eligió a Roberto Diz, el diseñador de moda de las novias sevillanas: «Es un genio, como yo digo, es un mago, y sabía que él podría hacerme algo que fuera distinto, de novia, pero no normal y corriente. Dio en el clavo».

«Yo tenía una idea completamente distinta, más boho, más vaporosa... más hippie. Cuando me enseñó el boceto a lápiz me caí de espaldas. Aluciné, me convenció. No tuve que decirle nada», subraya.

También Lolita apostó por el diseñador gallego para que confeccionara su vestido drapeado de color naranja intenso y de inspiración griega, que dejaba sus hombros al descubierto. La propia cantante se refería a sí misma en broma como «Lolita de Troya».

Las joyas de Lola Flores

Elena Furiase completó su imagen nupcial con unos pendientes que pertenecieron a Lola Flores, una forma de recordar a su abuela y de cumplir al mismo tiempo con la tradición de las novias de llevar algo prestado para tener buena suerte.

También Lolita tiró de la herencia recibida de su madre y lució un llamativo collar de oro y turquesas a juego con los pendientes, todo ello perteneciente en su día a La Faraona. Llevó además un bolso dorado que también fue de Lola Flores.

Por su parte, Rosario Flores llevó a la boda de su sobrina un vestido rojo de volantes y lunares negros que perteneció a su madre, al igual que el llamativo collar y los pendientes de coral con que lo acompañaba.