El primer año de la pandemia dejó a 400.000 españoles sin poder operarse y alargó el tiempo de espera

alfonso torices MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

ALBERTO LÓPEZ

Los profesionales reclaman la creación urgente de circuitos asistenciales para enfermos ajenos al coronavirus y el uso intensivo de los equipamientos fuera de los horarios ordinarios

19 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Era una sospecha más que probable que la pandemia había llevado más allá del límite a la mayoría de los hospitales españoles y que, como resultado, estaban siendo desatendidas buena parte de las demás patologías, todas las no vinculadas directamente con el covid-19. Ya no es una sospecha sino una certeza y, además, un problema sanitario de un tamaño descomunal.

El Ministerio de Sanidad ha cerrado los datos de actividad de los hospitales del Sistema Nacional de Salud correspondientes al 2020, el gran año de la epidemia de coronavirus, cuando hubo que tocar a rebato en todos los servicios sanitarios. Desvelan que 400.000 españoles de los que necesitaban pasar en esos doce meses por el quirófano no pudieron hacerlo. Para ser exactos, 399.444, que son las intervenciones quirúrgicas que se dejaron de hacer con respecto al último año normal, en el 2019, según los datos aportados por la Federación de Asociaciones de Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp).

El descenso de la actividad quirúrgica programada por los diferentes servicios hospitalarios, como se ve, fue brutal. Pero este parón no muestra por completo la dimensión del problema. Casi 460.000 enfermos más no es que ya no lograsen operarse, es que ni siquiera fueron incluidos el año pasado en la lista de espera de cirugía por su especialista. La razón es que no solo se paralizaron los quirófanos no urgentes, sino que más de 475.000 españoles no pudieron ser derivados por su médico de familia a los especialistas de las consultas externas hospitalarias, para que estudiasen por vez primera su dolencia o padecimiento y para que decidiesen, entre otras cosas, si precisaban de una operación.

Aunque medio millón de españoles ni siquiera pudieron engrosar la lista de necesitados de primeras consultas y no entraron en las de cirugía, el tiempo de espera para las operaciones sufrió un fuerte aumento.

El motivo, la no realización de buena parte de las intervenciones que ya tenían fecha a lo largo de 2020. La demora en las cirugías aumentó 27 días, con lo que los pacientes pasaron de tener que esperar de media cuatro meses a cinco. Pero también subió, y mucho, el porcentaje de los enfermos que llevan esperando a pisar el quirófano más de seis meses. Pasaron de ser el 20 % de los que están en la lista al 27 %, siete puntos más.

La autonomía con el mayor tiempo medio de espera para operarse es Castilla-La Mancha, con casi nueve meses (casi el doble que el resto del país), y el territorio con cirugías más ágiles es Asturias, con una media de dos meses de espera, menos de la mitad que en las demás zonas.

De mal en peor

La falta de derivaciones desde primaria a las consultas externas impidió que la lista de espera médica de los hospitales aumentase el año pasado, pero sí que lo hizo, sin embargo, el tiempo que debe transcurrir hasta que se produce la primera consulta. Por término general, subió de tres meses a tres meses y medio. Un ascenso del 12,5%. La mayor espera (cinco meses) la tienen en Cataluña y la más baja, en el País Vasco, con solo un mes de media.

La federación que reúne a todo tipo de profesionales de la sanidad considera que la situación actual de estas listas médicas y quirúrgicas es bastante peor que la ya malísima que reflejan los datos de 2020. El atasco de la actividad programada de los hospitales, creen, todavía ha ido a más en lo que va de año por los continuos ingresos provocados por la cuarta y quinta olas.

Esta organización habla de «panorama extremadamente preocupante» y de «abandono de la asistencia sanitaria de las personas con enfermedades no covid», es decir, de la inmensa mayoría de los enfermos del país.

Los profesionales exigen a las autoridades sanitarias dos medidas para evitar que la atención se degrade aún más. En primer lugar, deben organizar urgentemente circuitos asistenciales para enfermos ajenos al coronavirus que «permitan su atención en un tiempo razonable». En segundo lugar, y para hacer posible la primera actuación, reclaman el refuerzo presupuestario y de personal de la sanidad pública española y el uso «intensivo» -más allá de los horarios y días ordinarios- de los equipamientos, sobre todo de los laboratorios, pruebas diagnósticas y quirófanos, de todos los hospitales públicos.