Un experimento científico tras el 11S reveló cómo influyen las estelas de los aviones en las temperaturas

SOCIEDAD

Unas imágenes inéditas del atentado tomadas desde el aire han aparecido misteriosamente en las últimas semanas a través de medios digitales.
Unas imágenes inéditas del atentado tomadas desde el aire han aparecido misteriosamente en las últimas semanas a través de medios digitales.

Después de los atentados de las Torres Gemelas la navegación aérea estuvo suspendida durante tres días y la comunidad científica midió el efecto en los termómetros

11 sep 2021 . Actualizado a las 10:14 h.

Este sábado se cumplen dos décadas del atentado a las torres gemelas de Nueva York. Mucho se ha contado sobre este suceso histórico. Sin embargo, poco se sabe sobre un curioso experimento científico que se realizó aprovechando la situación inédita entre el 11 y el 14 de septiembre. Durante estos días estuvo suspendida la navegación aérea en Estados Unidos. No se formó ninguna estela y coincidió con una situación anticiclónica, de cielo despejado. El contexto era perfecto para que los climatólogos pudiesen comprobar el efecto que genera en las temperaturas las estelas de los aviones, un cuestión muy debatida, pero que había sido imposible de medir hasta ese momento.

Las estelas que generan las aeronaves son simples nubes de tipo cirro, compuesta por cristales de hielo que se forman cuando el aire caliente que sale del aparato se enfría primero y condensa después al entrar en contacto con las capas altas de la atmósfera. Cuando desaparecieron entre el 11 y el 14 del cielo de Estados Unidos por la prohibición tras los atentados, los climatólogos registraron «un aumento anómalo en el rango de temperatura diurna promedio, es decir, la diferencia entre las temperaturas máximas diurnas y mínimas nocturnas». La investigación que recopiló datos de temperatura máxima y mínima de unas 4.000 estaciones meteorológicas en todo el territorio de los Estados Unidos se publicó en la revista Nature en agosto del 2002.

Sin estelas de los aviones, aumentó la radiación solar entrante, que permitió que aumentasen las temperaturas máximas. De noche, sin embargo, la ausencia de las estelas permitía que el calor que emite la Tierra en forma de radiación infrarroja se escapase por completo hacia el espacio, provocando que las mínimas fuesen más bajas. «Este aumento en el rango de temperatura diurna entre 11 al 14 de septiembre fue el mayor de los 30 últimos años», apunta el artículo.

Chamtrails

En la era de la posverdad, los mitos y las conspiraciones nunca han tenido tantos defensores. Entre los bulos que se extienden por las redes sociales, destaca uno que apunta al cielo, a los aviones. Según los seguidores de la teoría de los «chamtrails», las estelas que generan los aviones son en realidad sustancias químicas que los gobiernos lanzan para fumigar a la población con el objetivo de propagar enfermedades o generar sequías para aumentar el turismo. Este tesis ya obtuvo respuesta por parte de los científicos en el 2016, cuando la Universidad de California publicó una investigación en la que había consultado a 77 expertos mundiales en el campo de la atmósfera. Todos negaron la supuesta conspiración.

Las estelas que generan las aeronaves no siempre asoman en el cielo. Si la humedad es muy baja la estela de condenación desaparece y si el viento sopla con fuerza la disipa. El proceso se asemeja al de la respiración en invierno. El aire sale caliente y húmedo y se enfría y condensa cuando entra en contacto con el exterior. Más que un método para esterilizar a la población, permiten anticipar las condiciones atmosféricas para las siguientes horas. Si son densas informan de que hay mucha humedad concentrada en las capas altas de la atmósfera y que un frente cálido se está acercando. 

El interés por las estelas comenzó durante los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando eran un problema para los ejércitos ya que delataban a los aviones. Los científicos empezaron a tomar medidas de temperatura y humedad para tratar de predecir su aparición.