La milagrosa mascota de Diego

SOCIEDAD

CESAR QUIAN

Este joven de Alfoz con Asperger ha ganado «calma e liberdade» con una labrador preparada solo para él. «Esa cadela é a vida», sentencia la madre

07 sep 2021 . Actualizado a las 13:55 h.

Hay dos formas de contar el día a día en la casa de Patricia y Rubén: la buena y la menos buena. Elegimos la primera porque con el paso de los meses sabemos que se acabará imponiendo. Así que nos situamos en una vivienda unifamiliar con una gran finca en una aldea de Alfoz y rodeada por un pequeño río. Son seis miembros de familia: los padres, un hijo de 16 años, dos chicas de 14 y 8, y Alma, una joven perra de raza labrador. Diego, el primogénito, es un chico con Asperger, un trastorno del desarrollo encuadrado dentro del espectro autista. Esta situación puso patas arriba los planes de la familia, que conoció la nueva realidad a pocas semanas de venir al mundo la primera hermana. Absorbe muchas horas porque cuesta conectar con su mundo. «Diego non ten amigos». La frase suena de forma terrible, pero es lo común en estos casos. Aunque ahora la sentencia es menos cierta porque Alma le dota de toda la amistad que necesita. Diego es el único que se encarga de pasear, alimentar, asear y todo lo que sea menester con la perra. Los demás miembros tienen prohibido establecer vínculos con el animal. Perra y niño parecen obsesionados el uno por el otro. Este periodista apenas pudo arrancarle una frase a Diego, que no paraba de mirar hacia Alma, situada a su espalda en ese momento. «Cando chego do cole e está ela, esquezo a comida», comenta el niño, de mirada tímida, tono bajo, y ansioso por dejar la compañía de un desconocido para volver a caminar con su perra.

Esta no siempre está en Alfoz. Entonces es cuando el día a día en casa de Patricia y Rubén es menos bueno. «Diego érguese de madrugada e empeza a dar voltas pola cociña sen parar, está nervioso todo o tempo, non para de moverse e frústrase moito», relata la madre. Pero cuando Alma está en casa, el relato es muy diferente: «Dorme toda a noite abrazado á cadela, está feliz cando chega do colexio, e cando se pon a facer os deberes colócase na cama con ela e consegue concentrarse mellor». Rubén, el padre, resume con dos palabras lo que ha proporcionado la llegada de Alma, a su casa de Alfoz: «Calma e liberdade». El contraste es tan grande que cuesta imaginar a un niño que se desplaza con la regularidad de un satélite alrededor de una mesa durante horas, cogiendo pañuelos de papel para limpiar a su mascota las legañas de los ojos, con el cuidado de un cirujano.

 En el centro Montegatto

¿Dónde está la perra cuando Diego la echa de menos? En el centro de aprendizaje canino Montegatto, en Oza-Cesuras. Aquí se alterna las quincenas con el trabajo de Octavio Villazala, quien prepara a Alma para una adaptación total a Diego. «No le hacemos el adiestramiento convencional, la preparamos exclusivamente para este chico, que es especial, parco en palabras, pero con muchas emociones dentro», señala el especialista en perros. «El resto de la familia no nos importa a la hora de preparar a Alma, es solo pensando en Diego, un chico muy sensible pero también muy inteligente. Creamos un vínculo de la familia y el chico a través de la perra, así conseguimos que Diego se sienta más seguro, más respaldado. Actualmente Diego y Alma son uno, y el chico ha mejorado en muchos aspectos de su día a día», explica Villazala. Alma fue seleccionada por sus cualidades en un criadero de la provincia de Toledo cuando tenía apenas dos meses.

La historia concluye con una anécdota muy ilustrativa. Patricia, la madre, es alérgica a los perros. «Paso os días moqueando e estornudando pero esa cadela é a vida», dice emocionada Patricia mientras señala a Alma.