Tercera dosis solo para quien la necesite, pero la prioridad es acabar antes con las segundas
SOCIEDAD
Los expertos recuerdan que la clave será reforzar la dosis de los inmunodeprimidos y los mayores, pues la respuesta del resto de la población, según demuestran numerosos estudios, es muy robusta
30 ago 2021 . Actualizado a las 14:56 h.La tercera dosis para pacientes inmunodeprimidos severos parece inminente y goza del consenso de los expertos. Sin embargo, también consideran oportuno advertir que generalizar el refuerzo a toda la población, cuando la mayor parte del planeta aún no ha recibido un pinchazo, tendría consecuencias por las que podríamos pagar.
En España, que aspira a tener esta semana al 70 % de su población vacunada, quedan todavía 2,2 millones de mayores de 40 años por inmunizar. Una de cada cuatro personas de entre 30 y 39 años y de entre 20 y 29 no han iniciado la pauta. Los adolescentes, por su parte, apenas acaban de empezarla y solo el 22 % tiene las dos dosis.
Así, lo principal ahora es acabar de inmunizar a toda esta población, señala para la agencia EFE Eva Martínez-Cáceres, vicepresidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), y Julián Domínguez, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph).
«Se puede morir de éxito vacunando con tres dosis y teniendo zonas del mundo en las que, por no vacunarlas, se genere una variante o tasas altísimas que nos provoquen un escenario nuevo», avisa el jefe de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Ceuta, Julián Domínguez. «Intentar revacunar a toda la población con una dosis adicional, que no parece razonable, se puede pagar», insiste.
«Primero se tienen que dar las dos dosis a todo el mundo, no solo en España. Y aquí acabar, que vamos muy bien, pero entre la población de 30 y 60 años aún faltan muchas personas por vacunar. Es lo único que ha demostrado que puede mejorar esta situación», explica la jefa de Inmunología del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, Eva Martínez-Cáceres.
LAS PERSONAS DE RIESGO: INMUNODEPRIMIDOS Y MAYORES DE 80
Israel comenzó a aplicar la tercera dosis a finales de julio a personas inmunodeprimidas y mayores de 60 años y ayer anunció que la extenderá a todos los mayores de 12 años; Estados Unidos pretende empezar a dársela a los mayores de 18 años a partir del 20 de septiembre.
En España, la ponencia de vacunas lleva desde julio trabajando en un posicionamiento. Se espera que, a lo largo de esta semana, pueda conocerse finalmente. Posteriormente, la propuesta tendrá que ser elevada a la Comisión de Salud Pública antes de ser refrendada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Así lo avanzó el pasado miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien deslizó que «empieza a surgir un consenso en ciertos colectivos concretos» a los que se podría destinar la dosis de refuerzo, como personas con inmunodepresión. No obstante, la ministra aguarda a conocer la postura de los técnicos de la ponencia. Sanidad también está a la espera de los resultados de los ensayos clínicos de los laboratorios, así como de la «evidencia real, los estudios observacionales».
También está pendiente el criterio de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) al respecto, que se esperaba la semana pasada, aunque, como indicó a EFE una fuente de este organismo, «aún no se ha determinado cuándo podría ser necesaria una dosis de refuerzo» ni tampoco «en qué poblaciones habría que centrarse». Con todo, Darias dejó claro que la decisión final será de las autoridades sanitarias, que siempre adoptarán de la mano de la evidencia científica.
ESTUDIOS DE INMUNIDAD
Domínguez comparte que esa tercera dosis «sería razonable en personas inmunodeprimidas severas». En este caso, «más que una estrategia vacunal, es un tratamiento específico a personas con problemas específicos».
Una de las cuestiones a dilucidar es si se hará un estudio previo de inmunidad: «eso habrá que verlo» aunque, matiza el experto, «es mucho más fácil vacunar a ciegas». «Depende de la población diana a la que nos enfrentemos. Si es muy grande y estuviéramos hablando de todos los mayores, es más eficiente poner una dosis adicional en lugar de hacer serologías», explica. «Esos estudios adicionales de serología y de inmunidad celular son para casos muy específicos de inmunodeprimidos severos». asegura.
Desde la SEI, por su parte, han pedido desde el principio estudiar la respuesta inmunitaria generada en los pacientes que han superado la enfermedad, en residencias de ancianos, cuidadores y en los profesionales sanitarios. «Interesa que se analice no solo la respuesta serológica, sino también celular», explican.
Hay personas que «a lo mejor tienen pocos anticuerpos, pero tienen células de memoria que indican que, cuando se vuelvan a contagiar con el virus, van a poder generar anticuerpos otra vez», señalan. «Lo importante es tener células memoria ya entrenadas para poder contestar rápidamente cuando nos volvamos a infectar», recuerdan los expertos.
Pero, ¿hacer estos estudios es viable? «Masivamente, sobre todo los celulares, no, porque los tienen que hacer laboratorios especializados de inmunología», apuntan. «Sin embargo, los estudios de respuesta de anticuerpos, los llamados serológicos, son más fáciles de hacer y se podría empezar por los grupos de riesgo: pacientes con inmunodeficiencia, con tratamientos inmunosupresores y personas de más edad», aseguran.
Analizar la respuesta inmunitaria es esencial, porque, «por ejemplo, dentro de los pacientes trasplantados hay un 50 % que ofrecen una buena respuesta. Se trata de no ir a ciegas, sino de saber, dentro de los grupos de riesgo, cuáles no han hecho una buena respuesta inmunitaria».
TRAS LA VACUNACIÓN MASIVA, TOCA «AFINAR»
En este sentido, Martínez-Cáceres aplaude el estudio que pondrá en marcha en septiembre el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) para medir la inmunidad de personas mayores. El ENE-COVID Senior se realizará en residencias con el objetivo de investigar si la respuesta en este colectivo y en los trabajadores de estos centros es distinta a la de otros grupos.
Así, en la investigación se obtendrán y analizarán muestras biológicas de los participantes en diferentes momentos a lo largo del tiempo para reunir información lo más consistente posible, permitiendo además realizar análisis de seroneutralización frente a nuevas variantes virales que puedan surgir en el futuro.
Con la colaboración de diversos agentes vinculados con la atención sociosanitaria de personas mayores, permitirá determinar la duración de la inmunidad en estas personas en un escenario de vida real, así como hacer comparaciones directas con la inmunidad obtenida en otras poblaciones incluidas en el estudio.
«Es lo lógico», valora la experta. «Primero fue la vacunación masiva, pero ahora hay que afinar y ver realmente qué personas responden. La mayor parte de la población tiene una buena respuesta y a estos no hace falta revacunarlos». En general, «la gente no tiene una alteración del sistema inmunitario y la que está vacunada seguro que tiene anticuerpos, porque hay muchísimos trabajos que lo demuestran».
Las personas inmunodeprimidas y las personas muy mayores (sobre todo, las que superan los 80 años), responden peor por el fenómeno de la inmunosenescencia (deterioro del sistema inmune provocado con el aumento de la edad), pero «no solo al covid, sino a todo», recuerda.
E insiste: «Acabemos con las dos dosis en España y en todo el mundo. En nuestro caso las de refuerzo serán para estos pacientes de riesgo que no hayan hecho una buena respuesta vacunal, pero no hagamos un tema general de la tercera dosis. No hay que sobrevacunar como están haciendo algunos países o pretenden hacer», zanja.