La pandemia ha dejado los bancos de sangre de los hospitales bajo mínimos

Alfonso Torices MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Donación de sangre en Ourense en una imagen de archivo
Donación de sangre en Ourense en una imagen de archivo Santi M. Amil

Estos centros precisan un fuerte impulso de las donaciones para poder hacer frente a la vuelta de la cirugía programada

24 ago 2021 . Actualizado a las 12:27 h.

La pandemia ha llenado de dolor a muchas familias, ha puesto al límite a los sistemas sanitario y educativo, ha deshilachado la economía y ha zarandeado la salud mental de los adolescentes, pero también la de sus padres y abuelos. Pero, además de una larga lista de males ya conocidos, ha causado otros no menos importantes, pero sí menos publicitados. Uno de estos problemas latentes, pero que en cualquier momento podría pasar a primer plano con funestas consecuencias, es que los bancos de sangre españoles están bajo mínimos por las limitaciones y miedos provocados por la covid.

Las donaciones han sufrido en el último año y medio una notable caída, según confirma Cruz Roja. Los puntos de extracción fijos y hospitalarios han tenido menos visitantes por la falta de personal, que de forma reiterada se ha tenido que centrar en la lucha contra el coronavirus, y por el miedo de muchas personas a las aglomeraciones y al contagio. Las importantes campañas que realizan las unidades móviles también han menguado, ante la ausencia de universitarios en los campus (formación 'online'), la alta tasa de teletrabajo en las empresas, o la disminución de clientes en los centros comerciales.

Aún no hay datos completos que permitan calibrar la magnitud del descenso en todo el país, pero sí indicios que confirman con claridad el problema. Pese al esfuerzo realizado en verano y otoño para reparar el agujero en las reservas de sangre dejado por el confinamiento, 2020 terminó con unas 60.000 donaciones menos que en ejercicios precedentes, lo que significa un retroceso del 3% al 4% de un bien escaso e insustituible (la sangre no se puede fabricar), que nunca sobra. Pero este año no ha ido mejor. Cruz Roja de Madrid, el principal punto de extracciones de esta organización, ha tenido descensos de donantes todos los meses salvo abril y julio, con caídas del 17% tanto en enero como en junio. De hecho, en esta comunidad, cuyos hospitales tienen un demanda media diaria equivalente a 900 donaciones, han pasado semanas con no más de 600 aportaciones por jornada, lo significa un déficit de un tercio.

Déficits del 20% Estos descensos recurrentes en las cesiones voluntarias de sangre han provocado que hasta hace muy pocos días el Centro de Transfusión de Madrid, el complejo que surte de hemoderivados a todos sus hospitales, tuviese las reservas un 20% por debajo de lo que considera un nivel óptimo, según confirmó su gerente, la hematóloga Luisa Barea.

A trancas y barrancas, y con puntuales peticiones de ayuda a la población para sortear las carencias más severas, los bancos de sangre han logrado cubrir las necesidades de los hospitales. A su favor ha jugado que, a su vez, la demanda de los centros descendió bastante por la caída de operaciones programadas, imposibilitadas por el acaparamiento de camas de planta y de UCI y de profesionales por las sucesivas olas de la pandemia.

El momento crítico para estos bancos de hemoderivados en la reserva puede llegar este septiembre si la covid confirma un retroceso sostenido gracias a una población cada vez más inmunizada. Será cuando, avanza la doctora Barea, los hospitales recuperen la cirugía ordinaria para aligerar las repletas listas de espera y multipliquen la actual demanda de transfusiones.

«Ese es el motivo de que estemos pidiendo a los ciudadanos que acudan en agosto a donar, aunque estén de vacaciones. Da igual donde, donde les venga mejor, pero es fundamental tener un buen agosto. Es la manera de recomponer nuestras reservas y de ser capaces de responder al previsible aumento de la demanda de sangre de los hospitales por la recuperación del ritmo normal de operaciones», explica.

El paso de un funcionamiento quirúrgico de mínimos a uno ordinario no es baladí para los bancos de sangre. La suma de la cirugía de urgencia y la programada más los trasplantes, que también se relanzarán con el paso a segundo plano de la covid, supone el 46% de todas las transfusiones.

El otro 55% tendrá menos variaciones, pues son procedimientos y terapias que no pueden parar ni en pandemia, como los oncológicos y las enfermedades de la sangre, las anemias y los partos.

El consumo de sangre varía mucho en cada procedimiento, pero de media hacen falta unas tres donaciones para cada uno de los casi medio millón de pacientes españoles que anualmente mejoran o salvan su vida con las transfusiones. Un recambio de cadera puede requerir de la sangre de 2 o 3 donaciones y una cirugía de columna, entre 4 y 6. Para un parto deben bastar entre 2 y 4, pero si hay hemorragia puede precisar 10. Un trasplante de hígado exigirá entre 30 y 200, los mismos dos centenares que un tratamiento de leucemia.