La pandemia deja buenas notas y más división en la educación británica

Iñigo Gurruchaga LONDRES

SOCIEDAD

Foto de archivo.- Estudiantes británicos recibiendo los resultados de los exámenes.
Foto de archivo.- Estudiantes británicos recibiendo los resultados de los exámenes. ANDY RAIN

La inflación de matriculados fuerza a facultades de Medicina a darles miles de euros para que renuncien o se vayan a otras escuelas

22 ago 2021 . Actualizado a las 22:20 h.

Facultades de Medicina de Inglaterra y Gales están ofreciendo en torno a 11.600 euros a los estudiantes con notas que les dan derecho a matricularse para que renuncien y aplacen sus estudios, o se matriculen en otras escuelas que no tienen un exceso de solicitudes. La extraña situación se debe en parte al impacto que ha tenido la pandemia en la educación. El final de curso 2019-20 ya tuvo un desenlace grotesco. Para remediar el efecto de la interrupción de los cursos por confinamientos o de la enseñanza a distancia, el Gobierno diseñó un algoritmo que serviría a los examinadores externos de los alumnos en el último curso de secundaria.

El artilugio matemático complementaba la evaluación de los alumnos por sus profesores. El algoritmo intentaba compensar la falta de exámenes externos ponderando las notas que habían obtenido los alumnos de sus profesores con un coeficiente que tenía en cuenta la trayectoria general de cada escuela individual. Así, buenos estudiantes de escuelas con un alumnado menos cualificado eran perjudicados por ese promedio y los malos estudiantes de mejores escuelas eran beneficiados.

Tan evidente injusticia causó revuelo y llevó a la anulación de las notas publicadas de los niveles A. Las universidades ofrecen plazas a los estudiantes que las solicitan a la espera de que obtengan en los exámenes un mínimo de notas A o A* (entre 7 y 9 en la tradición a notas numéricas) en diferentes asignaturas relacionadas con la enseñanza universitaria a la que aspiran.

Tras el colapso del sistema diseñado, se aceptaron como buenas las evaluaciones de los profesores. La consecuencia fue una «inflación de buenas notas», un fenómeno que se da en las escuelas y también en las universidades en los últimos años. Por seguir con el caso de los aspirantes a médicos, muchos estudiantes fueron rechazados el pasado verano. La falta de suficientes facultades de medicina es un problema persistente, entre otros factores por la limitación física para las prácticas clínicas en hospitales.

Un 45% de los estudiantes que aspiraban este año a los niveles A obtuvieron las notas requeridas. Como su experiencia del curso ha sido de nuevo mutilada por confinamientos y enseñanza a distancia, la evaluación de basó en los datos del último trimestre. El Gobierno aplazó hasta la Semana Santa la publicación de los criterios para obtener notas.

Se publicaron los exámenes y, según profesores que quieren permanecer anónimos, en algunas escuelas se orientó la educación en el últimos trimestre solo a la preparación de un examen ya conocido. Una profesora de un colegio privado ha escrito en The Times, también anónimamente, que nunca había sentido tal presión de los padres para que sus hijos recibieran las notas que deseaban.

El brexit ha traído sus propios retos a las universidades británicas. En el próximo curso habrá un 60% menos de estudiantes de países de la Unión Europea que los que se matricularon en el curso 2020-21. Pero la demanda de países asiáticos no se ha reducido y el aumento de estudiantes británicos permitirá quizás suplir los ingresos de las tasas que pagaban los comunitarios, iguales que las de los británicos. La sociedad británica está dividida entre la élite de las escuelas privadas y la gran mayoría. El actual primer ministro, Boris Johnson, se ha rodeado en su Gobierno de alumnos del colegio de Eton en el que él estudio. El Gobierno del laborista Gordon Brown (2007-10) es el único en la historia británica en el que no había un exalumno de Eton en el gabinete, según ha escrito recientemente Andrew Adonis en la revista Prospect.

Acentuadas diferencias

Junto a la inflación de buenas notas se ha anotado que la pandemia ha exacerbado esa división. En el 45% de buenas notas este año hay un 70% de alumnos de escuelas privadas y un 39% de escuelas públicas sin selección de alumnado salvo por su ubicación. La diferencia ha aumentado con respecto a cursos anteriores. En las primarias los efectos de la pandemia en esa división pueden tener aún más calado.

Profesores retirados han sugerido que las universidades les recuperen como tutores de la nueva hornada de nuevos alumnos que tengan dificultades.

Kevan Collins diseñó por encargo del Gobierno un plan para la recuperación en las enseñanza primaria y secundaria. Pidió una inversión de unos 11.000 millones de euros y dimitió cuando el Ejecutivo Gobierno redujo la financiación al 10% de lo que pedía.

Un intercambio estudiantil con España que trae cola

Estudiantes británicos que quieren comenzar sus cursos universitarios en España están sufriendo la angustia de no saber si podrán viajar a su destino en los próximos días. La razón es que los nuevos trámites del brexit han desbordado al Consulado español en Londres. La BBC dio notoriedad esta semana, en radio y en Internet, a las circunstancias en las que se encuentran.

La dificultad de obtener cita para realizar trámites en el Consulado ya es conocida por residentes españoles en el sur de Inglaterra. Falta de personal e instalaciones inadecuadas rematan este año la carencia de un planeamiento eficaz por el Ministerio de Asuntos Exteriores sobre las consecuencias administrativas del brexit. Y gran parte de los documentos que presentan los estudiantes británicos están incompletos, añade la Oficina de Información Diplomática.

Este año, 4.500 británicos han solicitado pasar parte del curso en universidades españolas, amparados por fondos del programa Erasmus; que será sustituido por otro, el Turing, creado por el Gobierno británico como relevo del comunitario. Según UK Universities International, la demanda de plazas para estudiar en España es la de mayor popularidad entre los británicos.

La organización que agrupa a las universidades de las que proceden estos estudiantes han solicitado ayuda, como permitirles que viajen a España con documentos provisionales y que puedan formalizar el visado cuando ya residen en su destino. También destaca las dificultades que están encontrando en la tramitación de visados para trabajos en prácticas.