«¿Hablar en gallego no es hablar en cristiano?»

SOCIEDAD

ARQUIVO ALFREDO PARDO

«No es una lengua de cultura, no es el idioma de los señores, no es grato a las autoridades: temo que la Jerarquía comparta algunos de los errores de interpretación que actúan en contra de la lengua gallega». En 1967, cuando aún se estilaba aquello de «háblame en cristiano», La Voz publicaba este artículo en firme defensa de las misas en gallego. Su autor, el entonces joven abogado Alfonso Álvarez Gándara, falleció la semana pasada.

11 ago 2021 . Actualizado a las 13:38 h.

Solo dos años antes de que Alfonso Álvarez Gándara (Tui, 1939-Vigo, 2021) hubiese escrito este artículo, rotundamente titulado «La iglesia no habla la misma lengua que los gallegos», se había oficiado en España la primera misa en castellano. El propio Pablo VI había subrayado la importancia de que cada creyente rezase «comprendiendo el sentido de cada frase y de cada palabra». Por ello, Álvarez Gándara comenzaba planteando que en Galicia la misa debería oficiarse en el idioma predominante de cada parroquia. «Sin embargo —lamentaba en este trabajo que La Voz distinguió en 1967 con el Premio Fernández Latorre —, la Jerarquía ordenó el uso del castellano en toda Galicia (...) y dos años después el problema sigue en pie, revestido de todo su misterio».

Alfonso Álvarez Gándara, en su despacho
Alfonso Álvarez Gándara, en su despacho Oscar Vázquez

Unos comentarios de este calibre en aquella época, con una ley de prensa vigilante de todo lo que se movía, resultaban lo bastante peliagudos como para que el semanario Signo, en el que la pieza se había publicado originalmente, se viese en la obligación de aclarar al pie de página: «No podemos considerarnos totalmente identificados con lo expuesto por el señor Álvarez Gándara». Y es que se atrevía a decir en el artículo que la mayoría de los sacerdotes de la época veían «con menos alborozo» el paso del castellano al gallego que el que habían dado del latín al castellano, por considerar que iban cambiando de una lengua con mayor prestigio a otra más vulgar. Y en cuanto a los fieles, así lo veía el autor: «En general serán víctima de los mismos prejuicios que el clero y que la sociedad a la que aquél y este pertenecen».

El futuro tampoco daría un vuelco radical a la realidad de aquellos años, pese a que desde los setenta el Concilio Pastoral de Galicia pidió que en todas las parroquias se celebrase al menos una vez a la semana una misa en gallego. En uno de los últimos trabajos de La Voz sobre el uso del gallego en la liturgia católica, nuestro compañero Ramón Loureiro apunta que más del 60 % de las misas se ofician íntegramente en castellano. Y, citando fuentes eclesiales, señala que la «demanda de usar o galego» no está tampoco muy presente entre los fieles. «Na miña parroquia, onde todos son galegofalantes ­—le dice un sacerdote a Loureiro—, non queren nin sentir dicir que a misa se vai celebrar en galego. Iso nin llelo menciones».

En el articulo premiado, Álvarez Gándara resumía en tres puntos su visión de los años sesenta sobre las misas en gallego:

El primero: «No es una artificial creación de algún determinado sector ideológico». El segundo: «La Jerarquía lo ha resuelto tácitamente, denegando su empleo». Y tercero: «Las razones de su decisión son plurales. Parece que intervienen ciertas razones de orden político (...) y los prejuicios que componen la leyenda negra del gallego (...)».

Y concluía quien con el tiempo sería diputado, teniente de alcalde de Vigo y decano de los abogados: «La insolente pereza mental de algunos funcionarios forasteros ha llegado a acuñar la frase ‘‘hábleme en castellano’’. Ahora va a resultar que es verdad y que ni siquiera hace falta la traducción. El idioma de la Iglesia es el castellano y parece que hablar en gallego no es hablar en cristiano». Además, Álvarez Gándara ofrecía un emocionado punto de vista sobre el idioma propio: «Es la máxima creación espiritual de mi pueblo y en la subsistencia y en la perfecta restauración de ese idioma se cifra la mayor parte del desarrollo cultural y económico de nuestro pueblo». Y subrayaba: «Es cierto que casi todos los gallegos hablantes entienden el castellano y que muchos lo hablan, pero nunca lo hablan bien. De modo que la lengua es en Galicia un criterio de discriminación social».

El premio, para él.