Primer día de test de antígenos sin receta en las farmacias: «Nos los quitan de las manos»

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

ALBERTO LÓPEZ

Colas en las boticas confirman la alta demanda de estas pruebas, sobre todo por parte de los jóvenes. Algunas las agotaron en cuestión de horas

23 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay farmacias que incluso tienen lista de espera. El aluvión de consultas que se sucedieron a lo largo de toda la semana (sobre el precio, instrucciones de uso o validez, entre otras cuestiones) anticipaban ya una demanda alta, y así fue, elevadísima en algunas zonas del mapa gallego, especialmente en aquellas con peores datos epidemiológicos y con la entrada en los bares supeditada a la vacunación o a una prueba diagnóstica negativa. En el primer día de venta sin receta de test de antígenos en boticas fueron muchos los que por precaución se plantaron ante su farmacéutico de cabecera para hacer acopio de kits de autodiagnóstico, pero mayoría los que, con el fin de semana a la vuelta de la esquina, acudieron a buscar su prueba para no quedarse fuera del bar. Sin embargo, de momento para acceder al ocio nocturno y a la hostelería de los concellos en peor situación solo valen resultados emitidos por un laboratorio oficial autorizado.

Desbordados se vieron algunos establecimientos de Ferrol, agotando existencias incluso antes del mediodía; de Santiago, donde ayer no era fácil encontrar alguno en el que quedasen test; de la comarca de Barbanza, fruto de la mala evolución de los datos, que desató todas las alarmas; de Pontevedra, que ya tienen reservas para las próximas remesas; de A Marina; con colas desde primera hora; o de Monforte, donde una farmacia con turno nocturno los agotó en una hora: a la una de la madrugada ya no le quedaban. En Lugo, sin embargo, la jornada se saldó con mucha consulta, pero poca compra y en los concellos de Deza y Tabeirós algunas farmacias ni siquiera llegaron a recibir suministros. 

En la ciudad del Lérez, la botica de Rosalía de Castro se quedó sin los 120 que tenía a lo largo de mañana, tal y como informa Cristina Barral. La de la Oliva también recibió muchos encargos, alrededor de 30, y la Méndez Davila de Bueu despachó todas sus existencias: «Se nos están agotando, nos los quitan de las manos».

«Lo primero que me pidieron al abrir esta mañana fue un test y un certificado de vacunación -cuenta María Adrio, propietaria de una farmacia en la céntrica calle Real de Ferrol-. Esto es algo que nos están demandando muchísimo, sobre todo gente mayor que no domina tanto las tecnologías y les cuesta descargarlo del móvil». Explica que «casi todos los jóvenes tienen algún amigo o conocido que ha dado positivo» y que, aunque no sean contactos estrechos o mientras los rastreadores no los llaman para hacerles las pruebas, sus padres recurren a estos test «para quedarse más tranquilos». Pero en las boticas ferrolanas, informa Bea Antón, también están demandando estas pruebas personas que tienen algún evento social, como por ejemplo una boda, o padres que van a reencontrarse con sus hijos tras un campamento o una estancia fuera de casa y quieren que se hagan el test para comprobar que no se han contagiado. Porque a pesar de que a lo largo de la jornada predominó el cliente joven, aún sin vacunar, el perfil del comprador de los autotest fue variado, desde madres cuyos hijos sospechan que se han contagiado y padres que quieren dejarlos con los abuelos a gente que prefiere asegurarse de no estar infectada antes de viajar.

Hay quienes, con comidas familiares a la vista , optan por hacerse la prueba para poder reunirse con garantías y también mayores que se los llevaron «para telos na casa, estar máis tranquilos» y usarlos cuando lo crean necesario. «Han venido a buscar 20 test para los invitados de una primera comunión», relata José Novoa, de la ourensana farmacia Margot.

Desde Santiago y Vigo se quejan de la rotura de stock. Tal y como informa Elisa Álvarez, los sanitarios compostelanos que despachan estos test aseguran que los laboratorios no sirven todos los que quieren las farmacias y que van llegando en función de la disponibilidad. En la botica viguesa Elena Touriño Baliña, de la calle Urdaiz, le comentan a Daniel Portela que los proveedores no están enviando el de una unidad, sino el de cinco, en Barbanza fueron muchas boticas las que se vieron obligadas a solicitar más unidades y, en Foz, la farmacia Machado Lopes, optimista, esperaba reponer su surtido a o largo de la tarde.

Gerardo Santamarta, titular de la situada en García Barbón, 133, en Vigo, ha preferido esperar para pedirlos por varios motivos: «Los que me ofrecían eran muy caros y tampoco me habían llegado ofertas de las marcas en las que más confío», razona. Cree que es mejor no apresurarse y asegurar la calidad, porque, aunque no duda de su utilidad, sí de su urgencia. «Cuando una persona se encuentra mal lo primero que tiene que hacer es dejar de dar vueltas», zanja.

La rapidez de diagnóstico es, en casi todos los casos, el principal atractivo de unas pruebas con las que conviene ser prudentes: «Pueden transmitir una falsa seguridad», advierten los farmacéuticos.