«Veníamos de mundos muy distintos. Yo estudié derecho jurídico empresarial y estuve trabajando en planificación fiscal internacional en grandes empresas, pero tuve una crisis a todos los niveles». Ese conflicto vital llevó a Maribel a la India e incluso a trabajar como voluntaria con las misioneras de la caridad. También al yoga y a la meditación. Mariano trabajó como director de arte en una agencia de publicidad pero, por una carambola, pasó 14 años como tripulante de Aerolíneas Argentinas.
«Cada uno hizo el recorrido a su manera», explican. Eso sí, había algo que les unía y que tenían latente: el arte. Todavía sin tener claro su futuro laboral, estos dos gallegos aterrizaron en el pueblo de origen de Maribel, San Amaro. «Necesitábamos un sitio donde anclarnos. Y eso que, cuando yo llegué en el 2018, estuve aquí dos semanas solo y no paró de llover. Me preguntaba, ‘¿qué hago yo aquí?'», recuerda entre risas Mariano. Lo que definitivamente les dio el empujón hacia lo suyo, los retratos, fue una exposición de Rembrandt a la que asistieron en el Rijksmuseum de Ámsterdam. «Fue una casualidad. Para visitarla había que tener cita y, de repente, a una señora le sobraban dos entradas. El dramatismo de las obras, cómo juega con la luz, nos tocó mucho».