Estos días los valores máximos doblarán en muchas playas a la cifra de la temperatura del agua
15 jul 2021 . Actualizado a las 07:35 h.Durante los próximos días el anticiclón de las Azores impondrá su influencia en toda la comunidad. Como el centro de acción se encuentra actualmente sobre el Reino Unido, los vientos a favor de las agujas del reloj enviarán aire cálido desde el norte de África. Además, la circulación del aire asociada al sistema de altas presiones pondrá en funcionamiento los afloramientos costeros.
La configuración atmosférica prevista al menos hasta el lunes dará lugar a una situación típica del verano gallego, pero que resulta muy difícil de encontrar en otros lugares de la Tierra. Una relación muy particular, casi extrema en algunos casos, entre la temperatura del aire y el agua. La experiencia de darse un baño para refrescarse en las playas gallegas varía mucho en unos pocos kilómetros de costa y genera un fuerte contraste en lo referente a la sensación térmica que se experimenta antes y después de zambullirse.
Empezando el recorrido por los arenales de la costa norte de Galicia se encuentra la primera particularidad. Un bañista en la playa de Covas (Viveiro) entrará al agua con un concepto diferente de lo que significa refrescarse porque la temperatura máxima en el exterior prevista para este viernes, por mencionar un día, será de 23 grados, si llega. El nordés suele generar nubes de estancamiento que impiden el paso normal de los rayos del sol y que contienen la subida del termómetro. Aquí el calor no existe, pero como en los arenales de Lugo no se producen los afloramientos de agua profunda y gélida el mar alcanza los 20 grados habitualmente. A menudo resulta normal que incluso la temperatura del agua supere a la del aire.
Dejando atrás el litoral lucense esa relación empieza a cambiar, aumentando la temperatura del aire y disminuyendo la del agua. En una playa del noroeste como la de Riazor la previsión para este fin de semana apunta a máximas de 28 grados y con un mar a unos 18 grados. En este contexto la idea de refrescarse en el agua parece una posibilidad más real, ya que uno puede acudir al mar con una sensación térmica de calor y combatirla con un chapuzón agradable.
Descendiendo un poco más empieza a asomar esa asociación extrema entre la temperatura del agua y el aire tan propia del litoral sur, donde el viento sopla del norte y actúan los afloramientos. Por ejemplo, en la playa de Espiñeirido (Muxía) el mar no superará estos próximos días los 14 grados. El alivio térmico más que en el propio mar se encuentra en la orilla, donde sopla la brisa.
La relación alcanza el mayor contraste en las Rías Baixas, donde las máximas por encima de los 33 en localidades como Sanxenxo genera una fuerte sensación térmica de calor que, sin embargo, se desploma en contacto con las aguas de Silgar, a 17 grados, que incluso se puede considerar una cifra alta ya que la ausencia del nordés durante los últimos días ha mantenido cálido el mar. La misma situación sucede en los arenales de otras localidades como Cangas y Vigo. La diferencia entre ambos parámetros siempre será más amplia allí donde el viento del norte sople con más intensidad y durante más tiempo.
Aguas con mucha productividad
Los turistas que vienen a Galicia suelen quejarse de lo gélido que está el mar, pero nunca de lo bueno que está el marisco. El responsable de ambas cosas es el mismo, el afloramiento. Este proceso natural viene de la mano del anticiclón de las Azores, que es un sistema de altas presiones de tipo semipermanente. Es decir, siempre está en la misma zona del Atlántico, con su centro de acción en las islas portuguesas, pero dependiendo de la época del año, se desplaza más hacia el norte o el sur. Este viento desplaza el agua superficial hacia la plataforma oceánica y es entonces cuando asciende el agua fría y cargada de nutrientes desde el fondo. El alto contenido en fitoplancton representa un reclamo para todo tipo de especies marinas. Las aguas de la costa sur gallega rebosan de vida y son de las más productivas del planeta.