Más de un millón de franceses se apuntan en menos de 24 horas a la vacunación para poder trabajar e ir al bar

Redacción LA VOZ

SOCIEDAD

YOAN VALAT

La jornada se cierra con récord de asistencia: a las 18 horas se habían puesto 792.339 dosis

13 jul 2021 . Actualizado a las 21:46 h.

La mejor campaña de vacunación en Francia ha resultado ser imponer la inmunidad como condición indispensable para entrar en bares y restaurantes, en cines, teatros, centros comerciales, trenes, buses o aviones. El lunes por la tarde, Emmanuel Macron anunciaba que a partir de agosto solo aquellos en posesión del certificado covid podrían hacer uso de la hostelería y el transporte de larga distancia. En cuestión de horas, un millón de ciudadanos franceses habían solicitado cita para el pinchazo. Este martes por la mañana eran ya 1,3 millones y la jornada se ha cerrado con récord de asistencia: a las 18 horas se habían puesto 792.339 dosis. «Eso significa miles de vidas salvadas», celebró el ministro de Sanidad, Olivier Véran.

Pese a registrar una incidencia de solo 63 casos por cien mil habitantes, el Gobierno galo ha dado un contundente volantazo en la gestión de la pandemia. Tras haber decretado hasta tres confinamientos duros, ahora opta por levantar un cortafuegos de anticuerpos ante el rápido avance de la variante delta -responsable ya del 40 % de los contagios- y por dejar las restricciones solo para los no vacunados. Con los sanitarios y los profesionales que trabajan con personas vulnerables la estrategia es menos sutil: el 15 de septiembre, como tarde, todos tienen estar inmunizados. En caso contrario, se arriesgan a ser suspendidos de empleo y sueldo, o despedidos.

En la práctica, sin embargo, esta obligación de someterse a la aguja -aunque no se impondrá por ley, como para el personal sanitario- también se extenderá a todos los empleados de locales y negocios en los que se exija el citado pasaporte. «Sería incomprensible pedir el pasaporte sanitario a los clientes y no al personal que los atiende», explicó el portavoz del Ejecutivo francés, Gabriel Attal.

El sector de la restauración, por su parte, ha solicitado que se posponga la medida hasta principios de septiembre, alegando que «técnicamente es imposible» aplicarla en dos semanas a sus empleados, la mayoría jóvenes aún sin vacunar. La norma será flexible con los adolescentes de 12 a 18 años, cuyo proceso de vacunación solo lleva abierto un mes.