Mar Cambrollé: «El feminismo ha sido usado de modo perverso para difundir ideas anti trans»

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Mar Cambrollé
Mar Cambrollé .

La presidenta de la Federación Plataforma Trans considera que la nueva ley «hará que la sociedad sea mejor y más plural»

05 jul 2021 . Actualizado a las 09:28 h.

Es una de las activistas trans históricas de España y uno de los rostros clave de todo el proceso que ha precedido a la aprobación del anteproyecto de ley trans. La presidenta de la Federación Plataforma Trans, Mar Cambrollé (Sevilla, 1957), ha sido especialmente beligerante contra el Gobierno. «Representamos a más de 4.800 personas y tenemos la voz más legítima para hablar de una ley que iba a tener trascendencia en nuestras vidas», explica.

-¿Celebra el anteproyecto o está decepcionada?

-Las dos cosas. Estamos de celebración porque, tras una lucha organizada y una estrategia que ha presionado al PSOE, logramos registrar la ley. Y luego conseguimos la foto del PSOE junto a Vox y el PP para cargársela. Creo que jugamos bien. Si el PSOE se abstuvo entonces, le dijimos que se abstuviera de venir al Orgullo. Ahí no pudieron aguantar más. Y rápidamente cambiaron para aprobarla.

-¿Y qué es lo que le disgusta?

-Nos preocupa, pero de manera no muy profunda, lo de los menores de 14 años. El anteproyecto dice que de 12 a 14 necesitarán un dictamen judicial y, de 12 para abajo, solo se les podrá cambiar el nombre. Nos parece una incongruencia jurídica. El Tribunal Constitucional en el año 2019 ha dejado resuelto esto, diciendo de manera taxativa que los menores tienen derecho al cambio legal de su nombre y sexo en los documentos, siempre que demuestran madurez y persistencia. Por eso nos preocupa menos, porque ya hay jurisprudencia. También nos preocupa las personas migrantes y las personas trans no binarias.

-¿Por qué chocó una parte del feminismo con la ley trans?

-Eso se ha querido vender de manera perversa, pero en ningún momento ha habido una ruptura y un enfrentamiento entre el feminismo y el movimiento trans. Jamás. Hay una alianza que nos une de manera indisoluble porque las discriminaciones que sufren las personas trans tienen unas raíces que también son patriarcales y machistas. Lo que sí ha habido es una maniobra perversa de unas cuantas mujeres bien posicionadas en las instituciones, algunos medios y en el propio Gobierno, lideradas por Carmen Calvo. No es el feminismo. El feminismo ha sido usado de modo perverso para difundir unas ideas anti derechos trans que rozan el discurso de odio hacia las personas trans.

-¿Piensa que hubo una lucha de poder entre Carmen Calvo e Irene Montero más allá de la ley?

-Por supuesto. No ha sido solo la ley trans, yo creo que hay un celo político. Carmen Calvo ha trabajado los temas de igualdad y le molesta mucho que una chica joven haya llegado con ganas de hacer políticas en ese ámbito. Y en medio de eso, estamos las personas trans como afectadas. Se empezaron a difundir bulos como que un hombre puede violar a una mujer y luego este cambiarse de nombre, que es algo que no se mantiene en pie. El fraude de ley ya tiene castigo en el código penal.

-Usted lideró una huelga de hambre delante del Congreso.

-Nosotras salimos a la calle con el mismo grito que las mujeres salieron en el 77 en aquella manifestación histórica en Cataluña. Decían: «No tenemos nada que perder y sí mucho que ganar, dignidad y derechos». Y así lo demostramos con esa medida. Esa huelga sirvió de mucho.

-En su día leyes como la del divorcio, el aborto o el matrimonio homosexual generaron miedo en una parte de la sociedad. Ahora está ocurriendo eso con la trans. ¿Cree que pasará?

-Ninguno de esos avances estuvo exento de teorías apocalípticas, pero cuando el tiempo ha pasado se ha visto que la sociedad se engrandeció. Hemos aprendido una lección muy importante con todo ello: los derechos garantizan, pero no obligan. El derecho al aborto garantiza que una mujer pueda hacerlo con condiciones de salud y sin cometer ningún delito, pero no obliga a hacerlo. Y esa ley es lo mismo. Hará que la sociedad sea mejor, más plural y más diversa.

-Participó en los movimientos trans de los setenta, cuando se jugaban la cárcel. ¿Se imaginaba entonces llegar a eso?

-No. Yo estuve en aquella primera manifestación del 77 y vi como las mujeres trans se jugaban la vida por al avance de todas y todos. Entonces, pedíamos la abolición de la ley de peligrosidad social, la amnistía sexual para los 5.000 presos y la libre utilización del propio cuerpo, lo que ahora llamamos autodeterminación. Me duele en el alma que, tras 42 años, esta sea la única reivindicación pendiente. Y creo que es el momento histórico para saldar esa deuda.