De momento, el único «capricho» que se va a dar el violinista es comprarse una casa, aunque «vivir bajo un techo, no es un capricho», asegura. Lo que sí se permite son videojuegos, una afición que ha quedado patente en sus retransmisiones en la plataforma del momento: Twitch.
«He descubierto que Twitch es una de mis pasiones. Lo seguía mucho antes, pero este último año me he dado cuenta de que es de las cosas que más me gustan. He descubierto que me encanta hacer música en ahí, incluso más que en auditorios. Ha sido de las mejores cosas que me han pasado este año», explica. «Si a la gente le gusta, voy a seguir», relata el joven tinerfeño que, aunque es consciente de que «el tema de las redes sociales es volátil». Aún así, su canal de Twitch seguirá activo «tengo una comunidad maravillosa» y no se plantea volver a la televisión.