Los brotes asociados al fin de curso ya dejan 3.100 positivos y 11.400 aislados

Álvaro Soto COLPISA / MADRID

SOCIEDAD

CEDIDA

Los epidemiólogos hallan 'supercontagiadores' que han provocado hasta 20 infectados y piden más vacunación entre los menores de 30 años

02 jul 2021 . Actualizado a las 18:50 h.

Una tormenta perfecta ha desencadenado la explosión de contagios en España en las últimas semanas, sobre todo entre los jóvenes: ganas de salir después de año y medio con severas restricciones, final del curso escolar y viajes de estudios, flexibilización del uso de la mascarilla, reapertura del ocio nocturno y bajas tasas de vacunación. En apenas diez días, este cóctel ha dejado más de 3.100 infectados y 11.400 personas en cuarentena vinculados a los viajes de estudios y al ocio juvenil y una subida en la incidencia acumulada general, empujada por el enorme repunte entre los menores de 30 años. Además, los epidemiólogos creen que el número de infectados puede estar infrarrepresentado, ya que hay muchos asintomáticos o con síntomas leves que no han sido incluidos en las estadísticas oficiales.

Con el macrobrote de Mallorca como símbolo (1.824 positivos y 5.978 aislados en doce comunidades, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad), otras zonas turísticas como Menorca, Lloret de Mar, Salou, Conil o Tenerife, pero también localidades que acogían campamentos, como Vegacervera (León), o ciudades en las que se celebraban fiestas de final de curso (Jaén) han registrado focos de contagios, aunque menos importantes, salvo el caso de Menorca, que reviste cierta gravedad porque ya son 285 los alumnos de colegios catalanes que se contagiaron en esta isla balear.

 «Con el final del curso, se daban todos los ingredientes para que esto pudiera suceder: población sin vacunar, un modelo de ocio basado en las discotecas, que son establecimientos cerrados, y eventos multitudinarios», explica Pedro Gullón, profesor de Medicina Preventiva en la Universidad de Alcalá de Henares. Y es que en estos acontecimientos en los que participan miles de jóvenes, como un concierto de reguetón en Palma de Mallorca, los epidemiólogos han encontrado a varios «supercontagiadores», personas con el virus que han infectado a otras 20 o más. «Todos esperábamos que la incidencia en los jóvenes subiera al acabar el curso, pero nos ha sorprendido la rapidez de este crecimiento», destaca Gullón.

Los viajes continúan

Y aunque los viajes de fin de curso están terminando, la amenaza de los contagios se mantendrá con la entrada de los dos meses más veraniegos, julio y agosto, que favorecerán los contactos y pueden acabar provocando una quinta ola del virus. «En algún momento se le podrá llamar ola, pero será una ola diferente a las anteriores porque no sabemos qué forma tendrá y con qué rapidez se llegará a su pico, y estará centrada en un grupo de edad», augura Gullón. «Todavía no sabemos de qué dimensión será esta ola», confirma Nistal, que propone «acelerar al máximo la vacunación de los menores de 40 años» para reducir sus consecuencias. «Menos vacunas en los frigoríficos y más en los brazos», resume.

Gullón también aboga por la vacunación. Además, propone aumentar los sistemas de rastreo para detectar los contactos de los positivos e incluso «retrasar la apertura de lugares donde se producen los contagios, como los interiores del ocio nocturno».

Los brotes vinculados al fin de curso han desatado cierta indignación social contra los jóvenes, que han sido acusados de egoístas y de pensar únicamente en su ocio, sin darse cuenta de que sus actos pueden tener consecuencias incluso en las personas mayores de su propia familia. La socióloga Elisa Chuliá pone en contexto este comportamiento. «Por supuesto, lo lamento, pero a la vez, y de alguna manera, lo comprendo. Hay que meterse en su piel, han perdido año y medio de su juventud, que es una época que pasa muy rápido y no se recupera nunca, y han realizado un sacrificio muy importante durante muchos meses. Para ellos, estos viajes son una vuelta a la normalidad".

«Hay que meterse en su piel, han perdido año y medio de su juventud, que es una época que pasa muy rápido y no se recupera nunca, y han realizado un sacrificio muy importante durante muchos meses»

Además, esta profesora de la UNED no cree que toda la culpa deba recaer en los estudiantes. «Los mensajes que se les ha enviado no han sido acertados. Se les ha dicho que salíamos de la crisis y que se volvía a lo de antes, y quizá lo que deberíamos haber hecho es pedirles que no bajaran la guardia porque la situación todavía no es estable o explicarles, antes de que salieran de viaje, que su comportamiento podía tener consecuencias graves dentro de su propia familia a la vuelta», señala Chuliá.

Y finalmente, la socióloga recuerda que hay un componente humano ineludible en este actitud. «La juventud es la etapa de las ganas de vivir y de disfrutar de la vida. Salir, divertirse, socializar, es un comportamiento propio de su edad y debe seguir siendo así. Ellos mismos se organizan sus viajes y ellos los quieren disfrutar. Obviamente, tendrían que haber entendido las implicaciones, pero estamos en un mundo en que las generaciones cada vez tienen más dificultades para ponerse en el lugar de otras».