El artista que comparte su jardín

SOCIEDAD

Pepa Losada

En Espazo Caritel, el escultor Caxigueiro reparte el escenario entre su obra y su otra pasión, un jardín botánico. Ya es posible visitar de nuevo este remanso de paz situado junto a otra joya, la basílica de San Martiño

21 jun 2021 . Actualizado a las 11:26 h.

Una sensación de calma invade a quien pisa el manto verde del jardín más artístico. Pocos metros separan un gran abeto del Cáucaso o una araucaria araucana de piezas de algunas de las series más representativas del artista Caxigueiro (Daniel Río). Tras meses cerrado por la pandemia del covid-19, recientemente reabrió sus puertas Espazo Caritel, donde confluyen dos pasiones que el creador comparte con el público; su arte y el mundo de las plantas. Y todo, a pocos metros de la majestuosa basílica de San Martiño de Mondoñedo (Foz), en A Mariña lucense.

Pasear entre flores, árboles y arbustos de diferentes continentes y dejarse llevar por el olor refrescante y el arrullo del río Centiño son algunos de los pequeños placeres de la vida. Paz. La que transmite un alcanforero que florecerá por primera vez al alcanzar la década, un liriodendro o tulípero de Virginia de treinta años o los viejos castaños y abedules. Fusión de especies y de culturas en una finca de unos 3.700 metros cuadrados con más de treinta variedades de hortensias -de Asia, la mayoría-, una nutrida colección de helechos (fentos, felgos...), cien variedades de camelias, diez de magnolios de hoja caduca...

Sorprendidos por los contrastes que ofrecen los arces, tenemos la oportunidad de encontrar una gunnera o un ejemplar de Tetrapanax papyrifer, usado para hacer papel. Las visitas con entrada son guiadas y en las mismas se pueden descubrir las propiedades de las plantas del tabaco o hiedras que no trepan. Una lección de botánica y de paisajismo a dos kilómetros de la desembocadura del Centiño en la ría de Foz, villa que dista unos cinco de este punto, en el barrio de O Caritel de San Martiño.

El artista plástico Caxigueiro es quien guía las visitas, las adapta al público, quien se ocupa del mantenimiento del espacio y explica por qué es tan especial el jardín: «É unha experiencia onde fun descubrindo o comportamento das prantas, o pracer da biodiversidade e a paciencia. Fun consciente de que a creatividade está presente».

Espazo Caritel abrió sus puertas hace unos cinco años, pero sus inicios se remontan a comienzos de los 90, con las primeras plantaciones a raíz del nacimiento de la hija del artista: «Inicialmente non houbo planificación. Compramos prantas e árbores aquí e por Europa adiante, durante as viaxes». Algunas obras del creador se reparten por varias zonas del jardín, aunque es en el espacio expositivo anexo donde podemos disfrutar de sus muestras temporales, de creaciones de algunas de las series más representativas como Europa: terapia puntual, A linguaxe da memoria... y de la evolución de su trayectoria fotográfica. También de una creación de la serie O rapto da paisaxe, que el autor avanza que formará parte de una exposición colectiva en la Cidade da Cultura, en Santiago.

A este espacio, junto a un magnolio de hoja perenne que ya ha cumplido 34 años, el artista reconoce que en temporada baja acuden muchos asturianos y vascos. En este remanso donde el arte y la naturaleza van de la mano, ya se han activado las visitas. Dos al día.