Héctor Salvador: «En el fondo del océano lo que te encuentras es como un paraje lunar»

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Tim Macdonald / Caladan Oceanic

El piloto lucense de batiscafos bajó al tercer punto más profundo del planeta, el abismo de la Sirena, en la fosa de las Marianas

05 may 2021 . Actualizado a las 15:49 h.

«Hoy leía un artículo en el que se decía que, tecnológicamente, era más difícil llegar a lo más profundo de la fosa de las Marianas que a la luna». Con esta frase el ingeniero aeronáutico Héctor Salvador (Lugo, 1983) pone de relieve la proeza de la que ha formado parte. El 18 de abril se convirtió en el primer español en bajar al área más profunda de los océanos. Se sumergió 10.730 metros hasta el abismo de la Sirena, el tercer punto más hondo de la Tierra, y un territorio lleno de misterios en plena fosa de las Marianas.

-¿Qué se siente al estar en el lugar más profundo del planeta?

-Ha sido impresionante. Tengo más de 1.500 inmersiones en sumergibles tripulados a más de mil metros, pero esto escapa a la rutina. Fueron cuatro horas y media cayendo en picado hasta llegar al fondo. Fue un honor.

-Usted ya formó parte de otra expedición a las Marianas de la mano de Triton Submarines, la empresa que construyó el batiscafo y para la que trabaja. Pero ¿en qué consistió esta?

-Era una misión auspiciada por Larry Connor, un empresario americano que quiso bajar patrocinando experimentos científicos y que el año que viene subirá a la Estación Espacial Internacional en una nave de Space X. Yo estaba en el equipo de la misión. Larry hizo tres inmersiones, y tras la segunda uno de los módulos científicos quedó atascado en el fondo. Como especialista, tuve la oportunidad de bajar y liberarlo con el brazo robótico.

-¿Cómo fue ese descenso?

-Es oscuridad total a partir de los 300 metros, que en este caso son los primeros dos o tres minutos. Para ahorrar batería, vas con las luces apagadas hasta que llegas a cien metros del fondo. De vez en cuando las enciendes para ver la sensación de velocidad, porque en el océano hay como nieve oceánica, que es la única referencia de velocidad. En el fondo lo que te encuentras es casi como un paraje lunar, un desierto y formaciones dramáticas. Aterrizamos en la llanura de la fosa, que es prácticamente horizontal; ves alguna marca de relieve, trazas en el suelo hechas por basura, tristemente. Luego percibes el dramatismo de una placa tectónica metiéndose bajo otra, toda la roca que está arrancando. Te das cuenta de la fuerza inmensa de nuestra planeta. El fondo oceánico más antiguo que tenemos está siendo destruido en un proceso vivo. Cuando enciendes las luces, como no hay algas y el agua es casi transparente, tienes una visibilidad impresionante. Estuvimos un rato con todo apagado y en silencio. Ahí te das cuenta de que James Cameron tenía razón en lo que nos dijo hace dos años: ‘Tomaos un momento para daros cuenta de dónde estáis'.

Imagen del batiscafo en el que Héctor bajó al fondo de la fosa de las Marianas
Imagen del batiscafo en el que Héctor bajó al fondo de la fosa de las Marianas IAN STRACHAN / EYOS EXPEDITIONS

-Y hay vida.

-Hay mucha anémona, organismos anfípodos que están nadando y se acercan al submarino. Durante años se rieron de Don Walsh por haber dicho que había visto vida en la primera inmersión que se hizo, y así era.

-¿Sintió miedo?

-Fue la inmersión más tranquila de mi vida. Cuando bajas mil metros, tienes que preocuparte para que todo marche bien. Cuando estás bajo 1.100 atmósferas de presión, sabes que si algo va mal ni tendrás tiempo a darte cuenta.

-Recogieron muestras de bacterias allí abajo.

-Hay toda una comunidad microbiana, especialmente bacterias que se alimentan de sustancias que serían letales para la vida en la superficie. La comunidad científica cree que fueron estas bacterias las que dieron origen a la vida en la tierra porque son las condiciones que habría en el planeta cuando estábamos cubiertos por nubes volcánicas altamente tóxicas. Por eso coger una muestra es casi como el eslabón perdido. Esperamos que haya resultados científicos de gran relevancia.