Así sucedieron los accidentes nucleares de Palomares y Chernóbil

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El aventurero británico Ben Fogle, en la ciudad fantasma de Pripiat (Ucrania)
El aventurero británico Ben Fogle, en la ciudad fantasma de Pripiat (Ucrania) Movistar

Dos documentales que llegan este jueves a Movistar exploran las circunstancias que rodearon a dos graves sucesos ocurridos con veinte años de diferencia

22 abr 2021 . Actualizado a las 08:52 h.

El paso del tiempo no atenúa el interés que suscitan algunos de los mayores accidentes nucleares de la historia. Dos documentales que llegan este jueves a Movistar exploran las circunstancias que rodearon a dos sucesos ocurridos con veinte años de diferencia y cuyas consecuencias todavía persisten. Uno de esos títulos es Palomares, un documental que analiza lo ocurrido en uno de los accidentes nucleares más graves que tuvieron lugar antes de Chernóbil, catástrofe que protagoniza un segundo documental.

Gracias a los documentos, materiales y fotografías inéditas desclasificadas por el Gobierno norteamericano 55 años después de la tragedia, el primero narrará en formato de thriller lo ocurrido en la localidad almeriense de Palomares a partir del 16 de enero de 1966 cuando un avión cisterna y un bombardero B-52 chocaron sobre el cielo. Cuatro bombas atómicas cayeron en el pueblo, en el campo, en el monte y en el mar sin llegar a explotar, lo que dio lugar a una fuga de plutonio de la que no se informó a la población. La censura de la época, más preocupada por que la gente no se enterase de lo ocurrido que por evacuar y proteger a los ciudadanos, intentó minimizar el accidente enviando al ministro Manuel Fraga a bañarse en una de las playas no contaminadas. Un relato que ocultó la verdad durante décadas.

Chernóbil: 35 años después explora el área más radiactiva del planeta con el aventurero británico Ben Fogle, que se adentra en la zona de exclusión que rodea al reactor número cuatro. El presentador recorre la ciudad fantasma de Pripiat, donde el tiempo se quedó detenido pero la naturaleza va recuperando su lugar, y entra en la propia central nuclear para pasar cinco minutos junto al sarcófago de acero que mantiene sellado el núcleo fusionado.