El paraíso de las residencias está en Lugo: «Aquí están de hotel todo el año»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

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La residencia de Penarrubia tiene capacidad para 12 personas
La residencia de Penarrubia tiene capacidad para 12 personas CEDIDA

El centro está ubicado en Penarrubia, en la parroquia lucense de Orbazai, y tiene capacidad para 12 personas

17 sep 2020 . Actualizado a las 23:00 h.

Vermú cada 15 días, paella casera al aire libre y vistas al paraíso. Así es la vida de los mayores que conviven en la Residencia de Mayores Penarrubia, un modelo asistencial que apuesta por las construcciones de madera que aportan serenidad y tranquilidad, por los alimentos ecológicos y por los cuidados personalizados y pensados al detalle. «A la gente le preguntas qué es un geriátrico y te dice que es un lugar en el que hay 200 personas, pero lo que hacemos aquí es distinto», explica Jesús Núñez, cocinero de este centro e hijo y sobrino de las fundadoras y propietarias del mismo. La masificación que hay en muchas residencias y el dudoso bienestar de los mayores que viven en ellas contrasta de lleno con el ambiente familiar y cercano que transmite Penarrubia. Y como aliciente, el precio es notoriamente inferior al de otras residencias. La Residencia de Mayores Penarrubia tiene capacidad para 12 personas y, actualmente, queda alguna plaza libre. Aquí vive gente de entre 75 y 97 años.

Los techos de la residencia de Penarrubia alcanzan los siete metros de altura y las habitaciones tienen vistas al jardín, por lo que aunque el frío apriete en invierno y los residentes no quieran salir al exterior, dentro se sienten refugiados y la amplitud de las estancias hace que no conozcan la sensación de encierro frecuente en los pisos con falso techo.

La residencia de Penarrubia es un negocio familiar y hay seis trabajadores para atender a 12 personas, un ratio de personal muy superior al de los geriátricos «convencionales». «Nuestros mayores ven todas las noticias relacionadas con las residencias que salen en prensa, radio o televisión y lo sienten como algo muy lejano porque saben que aquí están muy bien», explica Jesús.

Residentes y trabajadores de Penarrubia se sometieron dos veces a test PCR y todos los resultados fueron negativos. ¿Qué precauciones toman para esquivar al virus? Jesús Núñez explica que se cuidan fuera y dentro del centro para evitar poner en peligro a todas las personas que viven en él. Las visitas están prohibidas, pero los residentes no están encerrados en sus habitaciones. Tienen para ellos una finca de 4.500 metros cuadrados y muchas zonas comunes en las que conversar, leer el periódico, ver la tele o descansar. «Al ser una residencia más pequeña tenemos mucha más libertad», cuenta Jesús Núñez.

A la mesa, todos juntos

En Penarrubia se celebran los grandes logros personales de cada residente, pero también los más pequeños. El vermú en la terraza es habitual y se hace, aproximadamente, cada 15 días. Jesús también es el encargado de cocinar paella en ocasiones especiales, «en cuanto sale un rayo de sol, me piden que la haga», comenta. Además, y como particularidad, en esta residencia se sientan todos juntos a comer. Este cocinero llegó a trabajar para la reina de Inglaterra o para los pilotos de Ferrari. «Saben que estuve en Italia y también me piden platos del país», comenta el chef. Los cumpleaños se celebran con tarta y velas, con canción incluida. El trato es tan cercano en esta gran familia que a veces los residentes salen a pasear por la finca, observan los dos huertos ecológicos que hay en el recinto y llaman a Jesús para pedirle un cubo y recoger «unas lechugas», después, le entregan los vegetales. Eso sí, a cambio de una comida rica y saludable. «Están de hotel todo el año, se les hace un desayuno personalizado y pueden elegir hasta cómo de caliente quieren la leche», explica Núñez.

Como requisito, para entrar en esta residencia el grado de dependencia de la persona debe ser de nivel uno, aunque las infraestructuras están preparadas para acoger a gente con dependencia severa.