Luchar contra la leucemia y los festivos: «Miro el calendario con miedo»

SOCIEDAD

Elena Naverias fue diagnosticada hace casi un año de leucemia
Elena Naverias fue diagnosticada hace casi un año de leucemia

Elena Naveiras pide un seguimiento ambulatorio ininterrumpido

13 abr 2021 . Actualizado a las 17:00 h.

Elena Naveiras (33 años) lucha contra la leucemia desde hace casi un año. Su diagnóstico —leucemia promielocítica aguda de alto riesgo— llegó en medio de la pandemia de covid-19, lo recibió sola en una sala de urgencias del Chuac. Dos días antes estaba trabajando en su taller floral, con unos planes de vida que nunca imaginó que iban a cambiar de esta manera. Miedo, soledad, pero también fuerza y apoyo —a distancia, eso sí—. Meses de ingresos y altas, vómitos, fiebre, aislamiento. De ver a sus seres queridos por la ventana. De sustos y visitas nocturnas al hospital. De cortarse la coleta para luego raparse un pelo que ya crece de nuevo. Su cáncer está en remisión, pero la lucha no ha terminado.

A una primera fase de inducción con más de 40 días en el hospital, le siguió la denominada fase de consolidación, en la que se intercalaron períodos de ingreso con estancias en casa. A todas las dificultades se añadió entonces otra: los fines de semana y los festivos. Días que todos esperamos con ansia, para Elena se han convertido en una pesadilla. Ahora mira el calendario deseando sortearlos. «Mi seguimiento se realizaba y se realiza en el hospital de día del Chuac, no abre ni fines de semana ni festivos. Durante la consolidación, tenía que ir un día sí y un día no para hacerme una analítica que casi siempre terminaba en una transfusión de plaquetas o de sangre. Los fines de semana aún los aguantaba, pero cuando se convertían en un puente me quedaba sin neutrófilos en el cuerpo. No podía dormir solo de pensar en ir a urgencias. La leucemia se quedaba en un segundo plano y lo que me preocupaba era eso. Un festivo me provocaba verdadero pánico, tenía una obsesión contando plaquetas para tratar de aguantar y llegar al hospital de día», explica Elena, que es enfermera, aunque abandonó su profesión para cumplir el sueño de montar el taller floral Ai! Carmiña junto a su socia.

Tras un nuevo aspirado de médula ósea y comprobar que seguía «limpia», llegó la fase de mantenimiento, en la que todavía sigue. «De lunes a viernes tengo que ir de nuevo al hospital de día para ponerme mis dosis de arsénico, estoy conectada más de dos horas y media a la máquina. Y aquí vuelve el problema de los festivos porque esos días pierdo la dosis que me corresponde, algo que me da miedo. Me pasó el Día del Padre y me volverá a pasar el Día de las Letras gallegas. El objetivo de este tratamiento es que la enfermedad no vuelva, cada dosis cuenta», dice entre enfadada y emocionada.

Así que con la fuerza con la que lleva luchando todo este tiempo contra la enfermedad, ha decido lanzar una petición para que su caso y el de otros muchos pacientes llegue al Parlamento gallego: «¿Cuándo contaremos los pacientes como yo con una unidad de atención ambulatoria ininterrumpida? Las citopenias y los pacientes de leucemia no entendemos de fines de semana y festivos, nuestra enfermedad no se toma un puente libre, y ante una bajaba de plaquetas o cualquier otro efecto secundario, asistir a Urgencias se vuelve un riesgo innecesario», escribe en una petición que ya supera el medio millar de apoyos que perseguía.

Mientras tanto, trata de superar sus nuevos miedos. «Siempre he estado lo más positiva posible, con muchas ganas de luchar, pero el tiempo va haciendo mella. Vas entendiendo lo que te pasa, los peligros que hay y las complicaciones que tienes. Cada vez hay que superar más miedos. Sabes a lo que te enfrentas y se hace más duro. Ahora estoy más tranquila, pero espero que llegue mi turno de vacunación contra el covid-19 y trato de superar, con ayuda, el miedo al contagio, el miedo a que empeore mi estado, el miedo a que vuelva la enfermedad».