Ninguna de las muertes de personas inoculadas que se han producido en el mundo se han relacionado aún con las dosis, pese que hay casos en estudio

j. v. lado
Redactor

Las tres vacunas contra el covid-19 autorizadas en España provocan efectos secundarios, al igual que el resto de las que se utilizan en el mundo, y, en general, todos los medicamentos contra esta y otras enfermedades.

Las propias fichas técnicas de las vacunas ya indican que en los ensayos hasta 9 de cada 10 personas han sentido molestias en la zona del pinchazo, a la mitad les ha dolido la cabeza y hasta el 10 % presentaron fiebre. Por eso, todas las reacciones adversas leves o moderadas que se están manifestando entre los inoculados en España y en Galicia, que parecen haber cobrado una especial relevancia pública a medida que se amplía la vacunación más allá de los mayores y los profesionales sanitarios, entran dentro de lo esperado para estas y para cualquier otra vacuna.

Bien distinto es el caso de Austria, donde se ha parado la administración de un lote de AstraZeneca, porque ha muerto una mujer de 40 años con problemas graves de coagulación y otra de 35 ha desarrollado una embolia pulmonar. «Actualmente no hay evidencia de relación causal con las vacunas», según las autoridades del país, aunque siguiendo el «principio de prudencia» han detenido las inoculaciones de esa partida concreta.

En el mundo se han administrado más de 300 millones de dosis y 180 millones de personas han recibido al menos una inyección. Ha muerto gente después de vacunarse, ya incluso en los ensayos: una mujer en Perú, un joven de 28 años en Brasil, al menos ocho personas en Corea del Sur... Incluso ahora la Fiscalía italiana investiga el fallecimiento de una mujer de 62 años después de que su familia denunciase el caso. Sin embargo, y aunque los expertos dan por hecho que en algún momento ocurrirá, hasta la fecha no se ha podido demostrar que ninguno de esos óbitos se deba a la vacuna. En algunos casos ni siquiera la habían recibido, pertenecían al grupo de control inoculado con un placebo, y en otros tenían patologías.

Comirnaty

La vacuna de Pfizer/BionTech fue probada en un estudio con 44.000 participantes de los 21.700 recibieron el suero y el resto un placebo. A 19.000 se los siguió durante dos meses y «las reacciones adversas más frecuentes fueron el dolor en el lugar de inyección (más del 80% de los casos), fatiga o sensación de cansancio (>60%), cefalea (>50%), mialgias y escalofríos (>30%), artralgias (>20%), fiebre e inflamación en el lugar de inyección (>10%), siendo mayoritariamente de intensidad leve o moderada y desapareciendo en pocos días tras la vacunación», según la guía técnica del Ministerio de Sanidad.

Moderna

La seguridad de la vacuna mRNA-1273 de Moderna se evaluó en un estudio principal de fase 3, con 30.351 participantes de 18 años de edad o mayores, de los cuales 15.185 recibieron la vacuna y otros 15.166 un placebo; de ellos, más del 96% recibieron la segunda dosis, con una mediana de seguimiento de 64 días. «Las reacciones adversas más frecuentes fueron el dolor en el lugar de inyección (>90%), fatiga o sensación de cansancio (70%), cefalea (>60%), mialgias (>60%), artralgias y escalofríos (>40%), náuseas o vómitos (>20%), adenopatías axilares, fiebre, inflamación y enrojecimiento en el lugar de inyección (>10%)». Unos efectos, «más frecuentes tras la segunda dosis y menos frecuentes a mayor edad de los vacunados.

AstraZeneca

AstraZeneca se probó en cuatro estudios clínicos realizados en Reino Unido, Brasil y Sudáfrica con 23.745 participantes. Las reacciones adversas más frecuentes fueron «inflamación en el lugar de inyección (>60%), dolor en el lugar de inyección, cefalea y cansancio (>50%), mialgias y malestar (>40%), sensación febril y escalofríos (>30%); artralgias y náuseas (>20%) y fiebre +38ºC (>7%).