Meghan Markle, la actriz que no encontró su sitio en la monarquía británica

Mónica Pérez
M. Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

KIM LUDBROOK | EFE

La esposa del príncipe Enrique se define como «feminista, madre y defensora»

10 mar 2021 . Actualizado a las 08:58 h.

De todas las parejas que ha tenido el príncipe Enrique, de 36 años, no se puede decir que muchas de ellas hayan gustado a la reina Isabel II. No hay que olvidar que no hace tanto el hijo menor de Carlos y Diana era un jovenzuelo alocado al que le gustaban las fiestas. Ahora es un padre de familia responsable, que junto a su esposa, Meghan Markle, de 39, ha puesto en jaque la continuidad de la monarquía inglesa, en la que, hasta hace poco, ocupaba el sexto puesto en la línea de sucesión al trono, por detrás de su padre, su hermano y sus tres sobrinos. No sé sabe muy bien la reacción que hubo en el seno de la casa real británica cuando les comunicó que quería casarse con Meghan Markle, pero está claro que la esposa que había elegido no se ajustaba a los cánones que ellos tenían pensado para un príncipe como él.

Porque Meghan Markle era de todo menos convencional. Se trataba de una actriz, que en concreto tenía un papel en la conocida serie de televisión Suits. Además era divorciada e hija de padres separados (él técnico de iluminación y ella trabajadora social e instructora de yoga) y mestiza con orígenes afroamericanos. Todo lo más alejado que se puede imaginar del rígido protocolo del palacio de Buckingham. Su aterrizaje en Londres fue toda un revolución y desde la antigua institución aseguraron que la ayudarían a adaptarse, pero nada que ver con lo que realmente ocurrió, según aseguró en la entrevista Meghan. Es cierto que la familia paterna de Markle no ha colaborado mucho. Desde el principio, las declaraciones del padre y los hermanastros de la exactriz la han puesto constantemente en el disparadero. Uno de los momentos de mayor tensión fue la boda, cuando finalmente el progenitor no fue invitado al vender unas controvertidas fotos a un tabloide británico.

Antes de conocer al príncipe Enrique, Meghan Markle estuvo casada durante dos años con el actor y productor Trevor Engelson y compaginó sus trabajos de interpretación con la creación de invitaciones de bodas y con una web llamada The Tig, que clausuró en abril del 2017. Además lanzó una línea de ropa con una marca canadiense y participó en diferentes acciones humanitarias. Recuerda que cuando solo tenía diez años logró que una marca de detergente retirara una campaña de publicidad sexista tras escribirles una carta que también envió a la que por aquel entonces era primera dama, Hillary Clinton.

La actual duquesa de Sussex conoció a Enrique en una cita a ciegas organizada por un amigo y ahí surgió el flechazo. Les une su espíritu filántropo y los deseos de cambiar el mundo. Hace unos años el príncipe aseguró que solo tendrían dos hijos para proteger al planeta del cambio climático.

Precisamente, tras su boda, que fue seguida por millones de personas, y con el anuncio de su embarazo, las críticas de la prensa sensacionalista hacia la pareja fueron en aumento, al mismo tiempo que crecía en los duques el descontento sobre cómo los trataban desde la casa real.

Desde que pusieron rumbo a Estados Unidos, Megan Markle ha protagonizado apariciones públicas en varias ocasiones. Lo hizo para mostrar su repulsa tras el asesinato de George Floyd, el joven afroamericano que murió a manos de la policía hace un año y participó en un acto online sobre el empoderamiento de la mujer. Tras un tiempo en silencio, hace unos meses lo rompía en un artículo en The New York Times para contar que había sufrido un aborto el verano pasado. Firmaba como «madre, feminista y defensora». En el texto hablaba abiertamente sobre un tema casi tabú en la sociedad, al igual que lo es la salud mental y la depresión que sufrió durante su primer embarazo.