La comunidad científica perpleja: descubren que el ser humano está detrás de la Oscilación del Atlántico

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Siempre se había pensado que este ciclo que determina la temperatura del agua y que tiene notables repercusiones en el hemisferio norte era un proceso natural

09 mar 2021 . Actualizado a las 20:14 h.

La comunidad científica todavía está tratando de digerir el contenido del artículo que se acaba de publicar en la revista Science sobre el origen de la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO). «Es un fenómeno asociado a las temperaturas superficiales del océano, con un período de aproximadamente 70 años en el que las aguas del Atlántico norte oscilan entre anomalías cálidas y frías», explica el meteorólogo Juan Taboada.

La cuenca atlántica abarca lo suficiente como para que la temperatura del agua genere importantes efectos en el hemisferio boreal según esté más cálida o fría de lo normal. «Cuando se encuentra en fase positiva, como en la actualidad, ayuda a que aumente el deshielo del Ártico. Además, como a mayor temperatura del agua, más evaporación y cantidad de agua precipitable, en latitudes medias, como en Galicia, aumenta el índice de torrencialidad, es decir, que las lluvias fuertes aumenten su frecuencia de aparición. Y en las zonas tropicales favorece que las temporadas de huracanes sean más activas», añade Taboada.

Hasta ahora se había asumido que era una oscilación natural como ocurre con el El Niño/La Niña que se desarrollan en función de la temperatura del agua en el Pacífico ecuatorial. Pero lo que proponen los autores del trabajo es que, en realidad, tiene un origen antropogénico. En otras palabras, que el cambio climático ha sido capaz de generar una oscilación oceánica de esta dimensión. Los científicos hablan literalmente de «forzamiento humano», como responsable de que exista un ciclo con estas características. «Representa un giro de guion ya que hasta ahora se investigaba los efectos que la AMO pudiese tener sobre el cambio climático, pero en realidad los investigadores se han dado cuenta de que ese no es un modo de oscilación natural, sino que es algo forzado, por lo que en realidad no es la AMO la que influye en el cambio climático, sino el cambio climático en la AMO», apunta el meteorólogo.

Los autores sostienen que este forzamiento humano explica la secuencia de calentamiento durante las décadas 20,30 y 40 cuando empezó a registrarse un aumento significativo de las emisiones de dióxido de carbono. «Después comienza un período más frío coincidiendo con el aumento de aerosoles, hasta que la entrada en vigor de las legislaciones sobre la calidad de aire provocó que el efecto del dióxido de carbono se impusiese de nuevo. En los siglos anteriores ese forzamiento tenía su origen en la actividad volcánica», añade Taboada.

Desde que la ciencia formuló la teoría del cambio climático antropogénico nunca ha cesado el debate en torno a una cuestión. ¿Hasta qué punto puede la actividad humana impactar en el sistema climático global? Descubrir que la AMO es, en realidad, una consecuencia del aumento de los gases de efecto invernadero despeja cualquier duda. «Comprobar que tiene esta clase de influencias globales, más allá de lo que hasta ahora sabíamos de impactos concretos como aumento de temperatura, subida del nivel del mar, disminución de hielo Ártico, aumento de la frecuencia de extremos, hace pensar que hay que ser muy cautelosos con los cálculos de los riesgos asociados al cambio climático, puesto que todavía desconocemos alguno de sus efectos. Esto podría terminar con uno de los debates con los escépticos del cambio climático, puesto que se sostenía que en realidad era la AMO la que explicaba una buena parte del calentamiento de las últimas décadas y ahora vemos que esto sería exactamente al revés», advierte Taboada.

Los investigadores que hace un par de décadas acuñaron el término de Oscilación Multidecadal del Atlántico para explicar que hay un ciclo natural que influye en la actividad ciclónica son los mismos que ahora proponen que no existe, que es un efecto más del cambio climático.