Isabel II, en vilo ante la repercusión de la entrevista del príncipe Enrique y Meghan Markle

Martín Bastos REDACCIÓN

SOCIEDAD

HANNAH MCKAY | Reuters

La casa real británica aguanta la respiración por lo que puedan desvelar los duques de Sussex esta noche con Oprah Winfrey

07 mar 2021 . Actualizado a las 18:20 h.

Aún no se ha emitido, solo pequeños extractos a modo de cebo para despertar aún más si cabe el interés, y no se habla de otra cosa. El mundo espera expectante lo que el príncipe Enrique y Meghan Markle puedan contarle esta noche a Oprah Winfrey

Lo mismo ocurre desde Inglaterra, donde la casa real británica espera con tensión y muchos recelos esta intervención televisiva del hijo pequeño de Carlos de Inglaterra, llamado a reinar cuando falte Isabel II, y hermano menor de Guillermo, tercero en la línea de sucesión al trono. 

La reina Isabel II no verá la entrevista de los duques de Sussex, Enrique y Meghan, este domingo en la televisión estadounidense con Oprah Winfrey, aunque la casa real británica se prepara para las potenciales consecuencias de las declaraciones de la pareja.

Según el Sunday Times, generalmente bien informado sobre cuestiones monárquicas, la reina no seguirá el programa que este domingo se difundirá en EE.UU. y mañana en el Reino Unido, pero su entorno -que tilda de «circo» la conversación- se muestra listo para adoptar represalias si se vierten ataques personales.

El momento de la entrevista se considera particularmente inoportuno por el Palacio de Buckingham, pues el marido de Isabel II, el príncipe Felipe, se halla hospitalizado por una infección desde el 17 de febrero y acaba de ser sometido a una intervención cardíaca.

La intención de la reina, según los medios británicos más cercanos a palacio, es tratar de ignorar la batalla dialéctica en la que se hallan los duques de Sussex y multiplicar sus actividades públicas en las próximas semanas para destacar su papel de servicio a la sociedad.

Isabel II dará un mensaje grabado en un programa televisado este domingo por el Día de la Commonwealth, en el que se espera que aborde sobre todo los efectos de la pandemia pero no que haga alusiones indirectas al conflicto en el interior de la familia real.

Fuentes monárquicas citadas por el Sunday Times señalaron que el entorno de la reina «saldrá en tromba» si las declaraciones de Enrique y Meghan contienen cuestionamientos sobre la corona o ataques personales.

«El estado de ánimo en la familia es: ¿Podría todo el mundo callarse de una maldita vez y podríamos seguir con el trabajo diario?», señaló un alto cargo de Buckingham no identificado al dominical.

La prensa británica dedica este domingo grandes portadas a la entrevista del nieto y la nuera de la monarca con Oprah Winfrey, que llega a ser comparada por su relevancia con la que Diana de Gales ofreció a la BBC en 1995, en la que reveló sus problemas maritales y sus conflictos personales.

A lo largo de los últimos días se han difundido breves extractos de la conversación que será emitida por la CBS en Estados Unidos. En el último de ellos, Meghan asegura sentirse por fin libre para tomar sus decisiones, algo que no pudo hacer mientras trabajaba para la Familia Real.

Especial inquietud suscita la posibilidad de que Meghan Markle revele las peleas que mantuvo con su cuñada Catalina, duquesa de Cambridge y esposa del príncipe Guillermo, según el diario The Sun, que especula con que la venganza de Buckingham podría llegar hasta arrebatar sus títulos nobiliarios a los duques de Sussex.

El pasado 19 de febrero, Enrique y Meghan confirmaron a la reina que no volverán a trabajar como miembros de la familia real británica, tras haber decidido hace un año apartarse de la monarquía, empezar una nueva vida fuera del Reino Unido y ser financieramente independientes, en lo que entonces se conoció como el Megxit.

Tras esta confirmación, la jefa de Estado decidió retirarle a su nieto -sexto en la línea de sucesión al trono británico- los patrocinios honorarios que ostentaba y distribuirlos entre otros miembros de la familia.

Días después de ese anuncio, el príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión, se mostró «verdaderamente triste e impactado», según fuentes cercanas a él, por el comportamiento de su hermano, en unas palabras infrecuentes en el vocabulario normalmente calculado y mesurado de los miembros de la Firma, como es conocida la familia entre los británicos. 

El mayor temor del príncipe Enrique de Inglaterra

El duque Enrique de Sussex, nieto de la reina Isabel II, ha admitido en una entrevista con la presentadora estadounidense Oprah Winfrey que temía que se repitieran los problemas que afrontó su madre, Diana de Gales, cuando quedó fuera de la familia real británica.

Los duques de Sussex, que se apartaron de la monarquía hace un año, han concedido una entrevista a Winfrey que será emitida por la cadena estadounidense CBS el 7 de marzo, pero algunos extractos han sido adelantados y divulgados por los medios británicos.

El príncipe Enrique afirma sentirse «aliviado» de tener a su esposa, Meghan, durante este proceso de separación de la monarquía, para la que no volverán a trabajar, y admitió no poder imaginar por lo que atravesó su madre tras la separación del príncipe Carlos.

Diana de Gales se separó del príncipe de Gales y heredero al trono británico en 1992 y años después se divorció. La princesa perdió la vida el 31 de agosto de 1997 en un accidente en París.

«Mi mayor preocupación fue que la historia se volviera a repetir. Para mí, estoy realmente aliviado y contento de estar sentado aquí, hablando con usted y con mi mujer a mi lado», dijo el príncipe Enrique en estos extractos adelantados, en los que la duquesa de Sussex, embarazada de su segundo hijo, no habla.

El hijo menor del príncipe Carlos, de 36 años, resaltó que para él y su mujer, Meghan, el proceso de separación de la familia real británica «ha sido increíblemente duro». Diana de Gales dejó de ser tratada como «Alteza Real» cuando se divorció del príncipe Carlos en agosto de 1996. De acuerdo con la cadena CBS, la pareja utilizará la entrevista, grabada en un patio con un jardín de fondo, para hablar de su residencia en EE.UU. y sus planes para el futuro. 

 Una vida alejada de los focos en EE.UU.

Durante el último año, Enrique y Meghan Markle han vivido alejados de los medios, una vez que establecieron su residencia en California. Aunque su primera escala fue Canadá, y su aterrizaje en Estados Unidos no estuvo exento de polémica por las dudas sobre quién costearía su seguridad, finalmente han logrado lo que pretendían: vivir alejados de los focos y haciendo las cosas a su manera. 

Desde entonces y coincidiendo con los confinamientos provocados por la pandemia, sus apariciones públicas han sido contadas y siempre controladas por ellos mismos. Han participado en varios programas de televisión, como esta la entrevista con Oprah Winfrey, gran amiga de la pareja, o la que mantuvo el príncipe Enrique hace unos días con James Corden, donde aseguró abandonó su trabajo en la familia real por culpa de la prensa británica, a la que calificó de «tóxica». En una charla informal y distendida, admitió que la presión mediática estaba «destruyendo» su salud mental.

Además Meghan Markle, que actualmente está embarazada de nuevo, confesó hace unos meses que había sufrido un aborto en un artículo de opinión publicado en The New York Times. «Era una mañana de julio que empezó de forma tan normal como cualquier otro día. Hacer el desayuno. Dar de comer a los perros. Tomar vitaminas. Encontrar un calcetín perdido. Recoger ese lápiz rebelde que se deslizó debajo de la mesa. Recoger mi pelo en una coleta antes de sacar a mi hijo de la cuna». Así empieza Meghan un relato que firma como duquesa de Sussex, «madre, feminista y defensora».

 «Después de cambiar su pañal, sentí un calambre punzante. Me caí al suelo con él en mis brazos, tarareando una nana para mantenernos tranquilos a los dos, una alegre melodía que contrastaba con mi sensación de que algo no iba bien». «Horas más tarde, estaba tumbada en una cama de hospital, agarrando la mano de mi marido. Sentí la humedad de su palma y besé sus nudillos, mojados ambos con nuestras lágrimas. Mirando a las frías paredes blancas, mis ojos se nublaron. Traté de imaginar cómo nos curaríamos».