Voz Natura tiene cuerda para rato en el colegio Eduardo Pondal, de Cangas

cristóbal ramírez

SOCIEDAD

.

El centro lleva años recuperando el terreno de un antiguo eucaliptal junto a sus instalaciones

08 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La voz de Tomás Rodríguez denota todo menos desánimo, a pesar de que alguien podría pensar que cuando dice «queda aínda moito traballo por facer ata final de curso» muestra una pizca de desánimo. Es al contrario. Lo constata para pisar pedal y no perder ni un minuto.

Tomás Rodríguez es el director del colegio Eduardo Pondal, de Cangas, una cooperativa de profesores que arrancó su peripecia vital en 1980, y que hoy en día imparte enseñanzas tanto de Educación Infantil como Primaria y ESO. Y es también el responsable en el centro de Voz Natura, un programa educativo de La Voz de Galicia desarrollado por la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre y que cuenta con el patrocinio de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, la Diputación de A Coruña, la Fundación Alcoa, El Corte Inglés y la Fundación Ramón Areces.  

En el Eduardo Pondal están implicados todos los alumnos, más de 400, que llevan años recuperando el terreno que tienen junto al colegio, un antiguo eucaliptal que ahora cuenta con un aula de la naturaleza. Pero el trabajo inicial de estos meses abarcó mucho más que eso. Por pura necesidad.

En palabras del profesor, «logo dun longo período de confinamento por motivo da pandemia, os primeiros labores cos que comezamos este ano o proxecto Voz Natura Pondal foron as de recuperar aquelas zonas das que a maleza se foi apoderando».

En otras palabras, lo urgente fue meterse en trabajos muy prosaicos, pero muy útiles y al mismo tiempo educativos: «No invernadoiro quitamos as malas herbas, abrandamos e aboamos o terreo, e soamente nos queda substituír o plástico, que xa empeza a estar moi deteriorado».

A eso le siguió limpiar el muro ecológico que están construyendo para poder llevar a cabo la plantación en los neumáticos. «Tamén sementamos, cortamos e melloramos o aspecto da aula da natureza, onde algún día impartimos clases ao aire libre aproveitando e gozando da contorna». A eso hay que sumarle que tienen una charca que se agrietó, y requirió cuidados porque estaba perdiendo mucha agua.

«Queda moito traballo por diante», repite el profesor. Y la prueba de que esas palabras están llenas de fuerza queda clara cuando hace una relación de todo lo que van a acometer de aquí a las vacaciones de verano: «Plantaremos no invernadoiro cos nenos de infantil, continuaremos coa construción do muro con rodas nas que volveremos a plantar as aromáticas, seguiremos coa plantación de árbores autóctonas e, dende logo, manteremos a raia os brotes de eucalipto». Lo cual, desde luego, nadie dirá que es poco. En el Eduardo Pondal tienen cuerda para rato