El mayor temor del príncipe Enrique de Inglaterra tras dejar la familia real

Martín Bastos REDACCIÓN

SOCIEDAD

HANNAH MCKAY | Reuters

En una entrevista con Oprah Winfrey reveló que el proceso de separación de la monarquía «ha sido increíblemente duro»

01 mar 2021 . Actualizado a las 18:10 h.

El duque Enrique de Sussex, nieto de la reina Isabel II, ha admitido en una entrevista con la presentadora estadounidense Oprah Winfrey que temía que se repitieran los problemas que afrontó su madre, Diana de Gales, cuando quedó fuera de la familia real británica.

Los duques de Sussex, que se apartaron de la monarquía hace un año, han concedido una entrevista a Winfrey que será emitida por la cadena estadounidense CBS el 7 de marzo, pero algunos extractos han sido adelantados y divulgados por los medios británicos.

El príncipe Enrique afirma sentirse «aliviado» de tener a su esposa, Meghan, durante este proceso de separación de la monarquía, para la que no volverán a trabajar, y admitió no poder imaginar por lo que atravesó su madre tras la separación del príncipe Carlos.

Diana de Gales se separó del príncipe de Gales y heredero al trono británico en 1992 y años después se divorció. La princesa perdió la vida el 31 de agosto de 1997 en un accidente en París.

«Mi mayor preocupación fue que la historia se volviera a repetir. Para mí, estoy realmente aliviado y contento de estar sentado aquí, hablando con usted y con mi mujer a mi lado», dijo el príncipe Enrique en estos extractos adelantados, en los que la duquesa de Sussex, embarazada de su segundo hijo, no habla.

El hijo menor del príncipe Carlos, de 36 años, resaltó que para él y su mujer, Meghan, el proceso de separación de la familia real británica «ha sido increíblemente duro». Diana de Gales dejó de ser tratada como «Alteza Real» cuando se divorció del príncipe Carlos en agosto de 1996. De acuerdo con la cadena CBS, la pareja utilizará la entrevista, grabada en un patio con un jardín de fondo, para hablar de su residencia en EE.UU. y sus planes para el futuro. 

Enrique y Meghan, la ruptura definitiva con la monarquía inglesa

Once meses después del bautizado como Megxit, Isabel II confirmó que los duques de Sussex no volverán a formar parte de la monarquía inglesa. La pareja, que reside desde su salida de Londres en Estados Unidos, fue la encargada de informar al palacio de Buckingham de que no volverán a trabajar como miembros de la realeza

Las consecuencias de esta decisión han sido que Isabel II ha decidido retirarle a su nieto, sexto en la línea de sucesión al trono británico, los patrocinios honorarios y los nombramientos militares que ostentaba. Entre los primeros destaca el de la Unión de Rugby, que agradeció al duque de Sussex en un tuit su compromiso con este deporte «en los últimos años».

 Entre los nombramientos militares honorarios que el príncipe devuelve a su abuela figuran el de capitán general de los Royal Marines, el de la Real Fuerza Aérea de Honington y la Royal Navy Small Ships, así como el patrocinio del Real Teatro Nacional y la Asociación de Universidades de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth). 

 Estos títulos volverán a la soberana para que esta los redistribuya entre otros miembros de la familia real. «Aunque todos están tristes por su decisión, el duque y la duquesa continúan siendo miembros muy queridos de la familia», subraya un portavoz de Buckingham.

 Una vida alejada de los focos en EE.UU.

Durante el último año, Enrique y Meghan Markle han vivido alejados de los medios, una vez que establecieron su residencia en California. Aunque su primera escala fue Canadá, y su aterrizaje en Estados Unidos no estuvo exento de polémica por las dudas sobre quién costearía su seguridad, finalmente han logrado lo que pretendían: vivir alejados de los focos y haciendo las cosas a su manera. 

Desde entonces y coincidiendo con los confinamientos provocados por la pandemia, sus apariciones públicas han sido contadas y siempre controladas por ellos mismos. Han participado en varios programas de televisión, como esta la entrevista con Oprah Winfrey, gran amiga de la pareja, o la que mantuvo el príncipe Enrique hace unos días con James Corden, donde aseguró abandonó su trabajo en la familia real por culpa de la prensa británica, a la que calificó de «tóxica». En una charla informal y distendida, admitió que la presión mediática estaba «destruyendo» su salud mental.

Además Meghan Markle, que actualmente está embarazada de nuevo, confesó hace unos meses que había sufrido un aborto en un artículo de opinión publicado en The New York Times. «Era una mañana de julio que empezó de forma tan normal como cualquier otro día. Hacer el desayuno. Dar de comer a los perros. Tomar vitaminas. Encontrar un calcetín perdido. Recoger ese lápiz rebelde que se deslizó debajo de la mesa. Recoger mi pelo en una coleta antes de sacar a mi hijo de la cuna». Así empieza Meghan un relato que firma como duquesa de Sussex, «madre, feminista y defensora».

 «Después de cambiar su pañal, sentí un calambre punzante. Me caí al suelo con él en mis brazos, tarareando una nana para mantenernos tranquilos a los dos, una alegre melodía que contrastaba con mi sensación de que algo no iba bien». «Horas más tarde, estaba tumbada en una cama de hospital, agarrando la mano de mi marido. Sentí la humedad de su palma y besé sus nudillos, mojados ambos con nuestras lágrimas. Mirando a las frías paredes blancas, mis ojos se nublaron. Traté de imaginar cómo nos curaríamos».