Tras la pandemia, primero las mujeres

Melinda Gates / David Malpass BLOOMBERG

SOCIEDAD

María Pedreda

Muchas trabajan en sectores marginales y son las que reciben menos ayudas

28 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los legisladores no siempre han tenido en cuenta cómo las crisis económicas impactan de manera diferente a mujeres y hombres, o cómo deben responder los gobiernos. Cuando estalló la recesión del 2008, pocos se preguntaron cómo afectarían las medidas de estímulo a las mujeres en comparación con los hombres. Ese enfoque no funcionará para la crisis del covid-19. Mientras los líderes enfrentan el enorme desafío de reconstruir las economías después de la pandemia, las mujeres deben estar en el centro de sus estrategias.

En muchos países, las mujeres han sido las más afectadas por los confinamientos para combatir el coronavirus. En América Latina, por ejemplo, ellas tenían un 50 % más de probabilidades que los hombres de perder el trabajo en los primeros meses de la pandemia.

Las mujeres tienden a estar empleadas en sectores vulnerables como el comercio minorista, los restaurantes y la hostelería. También suelen desempeñarse en trabajos informales, desde vender mercancías en las calles hasta coser en casa, empleos que carecen de protecciones como el pago de una baja por enfermedad o el seguro de desempleo. Cuando esos trabajos desaparecieron, las mujeres no tenían una seguridad social en la que apoyarse.

Además, las mujeres pueden tener un impacto enorme en la recuperación económica, especialmente en los países con ingresos bajos y medios. Una investigación del Banco Mundial muestra, por ejemplo, que el PIB de Níger podría ser más de un 25 % mayor si se redujera la desigualdad de género.

¿Qué pueden hacer los gobiernos para ayudarlas?

Primero, los países pueden acelerar la digitalización de los sistemas de identificación gubernamentales, las plataformas de pago y otros servicios críticos, en asociación con el sector privado. Las mujeres económicamente marginadas a menudo son invisibles para sus gobiernos. Es menos probable que tengan una identificación formal, posean un teléfono móvil o aparezcan en un registro social.

Si bien más de 200 países han desarrollado medidas de protección social en respuesta al covid-19, muchos han tenido problemas para identificar y proporcionar ayuda a los trabajadores informales, lo que significa que muchas mujeres siguen siendo ignoradas.

Los sistemas digitales avanzados pueden ayudar a identificar a las mujeres con más necesidades para que puedan recibir dinero de forma rápida y segura. Las transferencias directas de efectivo destinadas a las mujeres en países como Indonesia, Nigeria y Zambia ya han ofrecido a millones de ellas un acceso más seguro a los fondos y un mayor control sobre ellos.

La experiencia de la India destaca los beneficios de hacerlo bien. El año pasado, el Gobierno pudo transferir rápidamente los pagos de ayuda para la pandemia a más de 200 millones de mujeres necesitadas porque ya tenía datos desglosados ??por sexo y una infraestructura digital, y estas mujeres tenían sus propias cuentas bancarias. Los gobiernos pueden garantizar que las oportunidades económicas se distribuyen de manera equitativa, ampliando el acceso a Internet, aumentando la conectividad móvil y desarrollando habilidades digitales.

Abrir la empresa a la mujer

En segundo lugar, los gobernantes pueden eliminar las barreras hacia la plena inclusión de las mujeres en la economía, como empresarias o empleadas. En las economías donde los bloqueos derivados de la pandemia fueron más estrictos, las empresas propiedad de mujeres tenían diez veces más probabilidades de cerrar que las de hombres. Eso no es sorprendente: la mayoría de las empresas propiedad de mujeres tienden a ser más pequeñas: unipersonales o microempresas informales con menos de cinco empleados.

Cerrar las brechas de género en el sector empresarial ayudaría a reducir la pobreza, crear empleo y estimular el crecimiento y la innovación. Por lo tanto, los Estados deberían orientar las líneas de crédito y otras formas de financiación a las empresas de mujeres, impulsar la creación de plataformas de comercio electrónico para permitir que accedan a los mercados y ayudar a las incubadoras de empresas a superar los sesgos a la hora de invertir.

Los empleados también requieren apoyo. En algunos países, esto puede significar hacer que el transporte público sea más seguro para las mujeres, para que puedan llegar al trabajo sin temor a sufrir acoso. En otros lugares, las leyes y reglamentos deben revisarse para prevenir la discriminación a las féminas en la fuerza laboral. Y todos los países se beneficiarían de políticas adecuadas de licencia familiar y de cuidados infantiles de calidad, respaldados por los sectores público y privado.

La educación como arma para levantar el mundo poscovid

El tercer frente debería ser la educación. Los gobiernos deben comprometerse a garantizar una educación sólida para las niñas, al menos hasta la secundaria. Antes de la pandemia, el mundo se enfrentaba a una crisis de aprendizaje: más de la mitad de los niños de 10 años en escuelas de países pobres no podían leer ni comprender un texto básico.

El coronavirus ha empeorado las cosas. A nivel mundial, más de 800 millones de estudiantes siguen sin ir a la escuela y muchos niños pobres, especialmente en las zonas rurales, no tienen acceso al aprendizaje a distancia. En el África subsahariana, hasta el 45% de los menores han estado desconectados durante el cierre de las escuelas.

Las niñas enfrentan desafíos adicionales para el aprendizaje a distancia. Si solo hay un teléfono por hogar, por ejemplo, es probable que lo utilicen ellos y no ellas, mientras que para muchas una carga más pesada de trabajo doméstico impide el acceso a la instrucción. La educación es la clave para futuras oportunidades de empleo y en la capacidad de las mujeres para tener poder e influencia en sus propias vidas.

A medida que los estudiantes regresan a la escuela, los países deben asegurarse de que tanto las niñas como los niños vuelvan a participar en el proceso de aprendizaje. Eso requerirá invertir en esquemas híbridos, que combinen el aprendizaje remoto y presencial, mientras se pone el foco en sus habilidades fundamentales y socioemocionales.

Es cierto que la mayoría de estas medidas requerirán una gran inversión, en un momento en que el aumento de la deuda es preocupante. Pero la mejor manera de pagar esa deuda es lograr que las economías crezcan más rápido y evitar la pobreza en las familias.

A medida que los países responden al mayor desafío de nuestra generación, deben ver a las mujeres como constructoras centrales de un mundo poscovid más fuerte.

MELINDA GATES es copresidenta de la Fundación Bill y Melinda Gates, fundadora de Pivotal Ventures y autora de The Moment of Lift: How Empowering Women Changes the World. DAVID MALPASS es el presidente del Grupo Banco Mundial. Fue subsecretario del Tesoro de Estados Unidos para asuntos internacionales. © 2021 Bloomberg. Distribuido por Tribune Content. Traducción, Lorena Maya